UN MEJOR DEFENSOR.

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Hace un pequeño amague y al cabo de unos pasos siente un dolor que no lo deja seguir

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Hace un pequeño amague y al cabo de unos pasos siente un dolor que no lo deja seguir.
Se deja caer en el piso, estira la pierna y toma su tobillo y lo mira sin entender que es ese dolor repentino que siente.
La ayuda no tarda en llegar, alguien del parte médico de su equipo se agacha frente a él. Tiene a Acuña acuclillado a su lado con su mano en su hombro y a Montiel agachado casi en diagonal. Se gira mirando a Gonzalo y lo vé casi más preocupado que el mismo por su lesión.
El dolor lo ciega y no se siente en condiciones de seguir jugando. Tiene incertidumbre, su equipo utilizó todos sus cambios por lo que sabe que está perjudicandolos gravemente al dejarlos con un hombre menos en la cancha.

— Ya. — escucha de Montiel y siente que es levantado por el ex river y su otro compañero de selección.

La cancha sigue coreando "Argentino, argentino" y no sabe si eso lo tendría que reconfortar o hacerlo sentir peor.
Es retirado de la cancha y espera por su vehículo, no va a hacerse estudios ese día. Su teléfono suena sin parar, pero no contesta ningún mensaje.

— Lisi. — escucha y se encuentra con su mejor amiga.

— Muri. — responde y la chica se acuclilla frente a él.

— ¿Qué pasó, Lis? — pregunta conectando sus miradas.

— No sé. — responde con los ojos cristalizados.

Se abrazan con fuerza, después de tantos años de conocerse las palabras sobran o simplemente no alcanzan cuando se trata del otro.
La rubia maneja a la casa que comparten, la angustia le pesa en el pecho y siente que los abrazos no la borran.

— ¿Querés café, algo? — pregunta la chica dejando las muletas a un costado.

Lisandro se acomoda en el sillón que está justo en el centro de la sala. Recuerda el día exacto en el que lo eligió; Muriel estaba de viaje y Cristian lo ayudó a elegirlo, de una u otra forma el moreno iba a ocuparlo también.

— Estoy bien. — responde y niega con su cabeza.

— ¿Hablaste con..? —

— No. No desde el finde. — responde suspirando y se cubre el rostro justo como en la cancha cuando toma conciencia de lo grave que puede ser su lesión.

— ¿Por qué no le hablas, Lis? No está bueno que pases por esto solo. — pasa una mano por su cabello para darle un mimo que lo reconforte.

— No lo estoy pasando solo. — responde de forma obvia mirándola.

— Sabes a lo que me refiero. — responde la gualeya sentándose a su lado.

— Sí, ya sé. — comenta. — Pero no sé, quedó todo feo y yo no le escribí después de habernos gritado cada idiotez por teléfono. — le cuenta.

— Sí, bueno, escuché algo.. — admite pasando parte de su cabello detrás de su oreja. — Se gritaron mucho Lis. Creo que nunca lo escuché así a Cristian, siempre fue alguien súper tranquilo. — comenta recordando al cordobés.

Lisandro chasquea la lengua, maneja demasiada angustia para pensar en lo peleado que quedó con Cristian.

— Sí, que se yo, no quiero pensar en eso. — comenta evitando el tema mientras acaricia a Polo que está más mimoso que de costumbre al sentir la tristeza que emana su dueño.

— Tenés que dejar de postergar las cosas Lisandro, sabes que eso no te hace ningún bien. — comenta ella mirándolo. — Llamalo, no te vas a arrepentir. — le pasa su celular, besa su cabello y se retira excusándose con que se va a duchar.

Entra a su lista de contactos y duda varias veces antes de marcar dicho número.
El tono suena dos veces hasta que una voz que denota cansancio suena en su oído.

— ¿Hola? ¿Quién habla? — dice y escuchar su voz le produce una sensación de alivio de forma automática.

— Lisandro. — responde nervioso.

No hay respuesta por unos minutos, se escuchan ruidos de fondo.

— Uhm, ¿Cómo te fue en el partido de hoy? No lo pude ver. — comenta Cristian tumbándose en su cama.

Lisandro mira sus botines y suelta un suspiro.

— ¿Lisandro? —

— Me lesioné. — responde como puede, tratando de que su voz no se entrecorte y deje en evidencia su mal estado.

— ¿Qué? — escucha del otro lado de la línea. — ¿Me estás pelotudeando? No es gracioso, Lisandro. —

— No te estoy pelotudeando. — responde y esta vez su voz lo delata.

— ¿Sabes qué tenés? ¿Es muy grave? — escucha su tono de preocupación y eso le ablanda el corazón de sobremanera.

— No sé, no puedo ni pisar. — responde dejando de una vez por todas que el llanto salga.

A Cristian se le rompe el corazón al escuchar así a su pareja.

— Me da miedo. — suelta Lisandro antes que Romero pueda responder sobre el comentario que el gualeyo hace sobre su estado.

— ¿Qué cosa, mi amor? — pregunta sentado en el borde de su cama.

El apodo lo reconforta demasiado, la pelea que tuvieron hace una semana pasa a segundo plano y aunque luego van a hablar de ella, ahora no es lo más importante.

— El hecho de que sea algo muy grave y perderme muchos partidos. —

— Amor perderte partidos te vas a perder, es inevitable si te lesionaste. —

— ¿Pero si hasta que me recupere encuentran a un mejor defensor? — pregunta con un nudo en la garganta.

— ¿Amor sos joda? — dice sin esperar que el otro responda. — Ota del Benfica no se va, y yo robarte el puesto no me pinta. — comenta en forma de chiste haciéndolo reír.

Lisandro limpia las lágrimas que se le escapan y que caen por sus pómulos pálidos.

— Sos un tarado. — responde soltando un suspiro casi involuntario.

— Ahora tus planes es acostarte con Polito, despreocuparte y que Muri te haga piojito por mí. — comenta el menor. — Pero no mucho eh, sino después la agarro a esa chiruza. — bromea Cristian.

Lisandro suelta una pequeña risa.

— Te extraño mucho. — comenta acariciando a Polo.

— Yo a vos. — responde con sinceridad.
— Apenas me haga un tiempito me voy a ver al mejor defensor. —

n/a: holaaa, cómo andan?🫶🏻🫶🏻yo? soltar? jamásbesos reinas💞

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yo? soltar? jamás
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𝗡𝗢𝗖𝗛𝗘 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗠𝗣𝗘𝗢𝗡𝗘𝗦; 𝗰𝘂𝘁𝗶𝗹𝗶𝗰𝗵𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora