𝗡𝗢𝗖𝗛𝗘 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗠𝗣𝗘𝗢𝗡𝗘𝗦; 𝗰𝘂𝘁𝗶𝗹𝗶𝗰𝗵𝗮

EL AMOR ES COMPLICADO.

Lisandro suspira y se sienta en el borde de la cama de Cristian, lo que Leandro le contó lo entristeció, siempre se excedió de empático.

— ¿Volviste Lichi? — escucha la voz ronca de Cristian porque recién se despierta y se gira a mirarlo.

— ¿Qué te parece? Y te dije que no me digas así. — se acomoda mirando al cordobés que se ríe de lo que le dice.

— Y yo te dije que suena muy tierno. — contesta y se apoya en su brazo sonriendole adormilado. — ¿Cómo te fue con Lean? — pregunta.

Lisandro suspira antes de contestar.

— Está triste, entre lo de Rodri y el hecho de que no está jugando porque Enzo arrasó está re mal. — comenta y Cristian suspira.

— Igual lo apoya un montón a Enzo. — comenta recordando como el ojiclaro aconsejó al más chico todo lo que pudo.
— Y con lo de Rodri no sé, es re masoquista el hecho de que siga ahí apoyándolo con su  relación mientras el está enamorado de él. — argumenta Romero pensando en lo difícil que es gustar de alguien que está en pareja y para colmo es tu amigo.

Oh, Lisandro.

— Sí, que se yo. Es re triste, porque Rodri está re enamorado de Martina y ve a Lean como un hermano. — comenta asintiendo con la cabeza.

— Sí, Lisi. El amor es difícil. — agrega mirando al rubio.

— Demasiado, como Julián con Enzo. Que después de haberse separado mal se siguen queriendo, pero saben que no pueden estar juntos. — comenta.

Cristian asiente sin agregar ningún comentario, pero su cabeza va a mil repitiendo todas esas cosas que no le va a decir nunca a Lisandro.
Como que el amor es complicado, como que Romero está enamorado de él desde hace años atrás y Lisandro no se dió cuenta nunca.
Y en la cabeza del cordobés no fueron falta demostraciones de sus sentimientos, si no que Lisandro no quiso ver.

Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente.

Martinez parece querer hacer eso, fingir que su amigo no está enamorado de él porque para Lisandro es eso; un amigo.
Un amigo que es más que eso, es un hermano. Después de tantos años compartiendo así se siente su relación, de hermandad. El mismo Scaloni dijo que uno daría la vida por el otro, pero se quieren de una forma tan diferente que resulta ser tan dolorosa.

Dolorosa como ese día que, en pedo, Cristian lo encaró y Lisandro fingió que nada había pasado a la mañana siguiente, diciéndole que anoche había besado a una rubia, no a él.

Dolorosa como el recuerdo de salir de la cancha y caminando junto a Nahuel preguntarle "¿Cómo te diste cuenta de que te gustaban los chicos?" Y que esa pregunta se diera porque la mirada que tenía sobre su mejor amigo había cambiado de forma drástica.

Dolorosa como el tener que ver a Lisandro junto a su mujer, besándola, mimándola, dedicándole comentarios e historias en Instagram. Cómo le dolía el pecho cuando subían una foto dejando a relucir lo bonita que era su relación.

A Cristian le dolía todo eso, pero se la bancaba. Se la bancaba desde hace años, porque prefería bancarsela a dejar de tener esa conexión con Lisandro. Prefería eso a no recibir un abrazo de él, a no compartir habitación en todas las oportunidades, a no reírse de los mismos chistes y a no poder apreciar ese brillo que Lisandro tiene en los ojos, a no apreciar esa sonrisa tan bonita.

— ¿Cuti? — pregunta Lisandro viendo los ojos de su amigo totalmente cristalizados, además de tener la mirada perdida.

— Voy al baño. — responde levantándose de la cama y caminando hasta dicho lugar.

Cierra la puerta tras él y apoya la cabeza en los azulejos blancos que están ligeramente
fríos. Respira una vez, dos y hasta tres para calmar esas reacciones que tenía a veces cuando algo lo agobiaba o lo hacía sentir mal. El nudo instalado en su garganta parecía desvanecerse al mojar su rostro con agua de forma repetida, al sentir la brisa que entraba por el ventiluz y al repetirse que todo está bien y que no puede perder a Lisandro.

Sale de nuevo con esa sonrisa que se acostumbró a fingir, esa sonrisa que nadie cuestiona porque creen que es genuina después de haberla visto tantas veces, pero no lo es. Y sólo hay una persona que se da cuenta de ello, pero que Cristian evita ver cuando se encuentra en ese estado.

— Hola, amor. — escucha Romero y ve a Lisandro recostado en la cama del cordobés, con el teléfono pegado al oído y una sonrisa instalada en su rostro.

Tiene puesta la campera celeste de su selección y está en medias, no se percata de que Romero ha vuelto a la habitación porque está demasiado metido en la charla que mantiene con su mujer.
Cristian no puede seguir torturándose más de lo necesario. Sale de la habitación y se dirige a la que comparten Dybala y Molina, sus buenos amigos cordobeses.

Toca la puerta por precaución y le abre la misma Dybala con una sonrisa en el rostro. Lo hace pasar y le ofrece unos mates, Romero no se puede negar.

— ¿El Molinito? — pregunta y Dybala ríe por el apodo. Le daba gracia y ternura aquel apodo que Romero tenía para con Nahuel.

— Se fue a buscar un palo santo para Lisandro, ni idea. — responde.

— Mhm. — responde sintiéndose un poco mal por aquél nombre.

— ¿Todo bien con Lisandro? — pregunta Dybala cebando el primer mate.

— ¿Por? — contrapregunta.

— Te pusiste... — busca la palabra correcta. — Tenso. — finaliza pasándole el mate.

Cristian suelta un suspiro y toma el mate que le ofrecen.

— Yo estoy enamorado de Lisandro, Pau. — le admite con un poco de tranquilidad.

Se siente seguro con Dybala, sabe que este es un sol y no lo juzgaría jamás.

— ¿En serio? — pregunta y Cristian asiente. — Pero son tan amigos. — dice con un poco de sorpresa y Cristian suelta una risa amarga.

— El amor es complicado. — responde.

n/a: no sé, sufran nenas como sufrí yo el partido del utd
se partieron esos 10k, mil gracias💞💞