- universo alterno.
" que es como, yo le digo aquí que es como mi padre, me trata como mi padre. cuando me tiene que regañar, me regaña. cuando lo hago bien, me lo dice. siempre me intenta ayudar en todo "
‐Entonces con el Cuti nos dimos cuenta de que Nahuel era pésimo en el truco y lo empezamos a entrenar en Qatar. Jugábamos siempre con los más chicos de la selección; Julián y Enzo- le comenta Lisandro con una sonrisa. -Seguro te llevarías bien con los dos, más con Enzo. Y el Cuti, Dios, cuando lo conozcas si no se llevan bien me doy con un palo- comenta haciéndolo reír.
-Lo extrañas muchísimo- responde el español y Lisandro ladea su cabeza.
-¿Por qué lo decís?- pregunta cebándose un mate.
-Últimamente hablas más de él que lo común, aunque vivís hablando de Cristian- admite Alejandro junto a una risa.
-No vivo hablando de él- chasquea la lengua extendiendole el mate.
-Lisandro, hablas más de Cristian que de tu mujer- dice soltando una risa y deja al gualeyo pensando.
-Nada que ver- niega y Alejandro ríe. -¿De qué te reís, salamín? No vivo hablando del Cuti-
-¿Por qué te esmeras tanto en negarlo? No es algo malo, Licha- dice cesando su risa.
-¿De qué hablas, Ale?- pregunta confundido, realmente no entiende de qué va la frase de Alejandro.
-De la atracción que tenés por Cristian- dice de forma obvia y Lisandro se carcajea de forma ruidosa.
-¿Te estás escuchando Garna?- dice cuando su risa por fin cesa.
-Licha, nunca creí cumplir el rol de padre en esta relación ya que suele ser al revés, ¿Por qué te esmeras tanto en negar la atracción que tenés por Cristian?- pregunta de forma tranquila.
Lisandro se ve totalmente confundido aunque le da bastante risa la situación, ¿Él atraído por su compañero? Ni en tus mejores sueños, Cuti piensa el gualeyo.
-¿De qué atracción estás hablando, Ale? Es mi hermano, por Dios- dice junto a una risa nerviosa que lo delata.
-¿Hermano?- ríe genuinamente. -Tu hermano es Nahuel, Julián, quizás yo; no me quiero poner ningún título que no corresponda a lo que sientes, ¿Pero Cristian tu hermano?- niega con la cabeza.
-Obvio que sos hermano, mi hermanito- aclara Lisandro. -¿Y qué tiene de distinto Cristian a Julián o Nahuel?- pregunta con sinceridad.
-¿Cuántas veces me has hablado de Julián? ¿Cuándo fue la última vez que me contaste algo sobre Nahuel?-
-Uh, pero qué se yo Garna- chasquea la lengua.
-¿Y si te pregunto lo mismo, pero sobre Cristian?-
Lisandro no contesta nada, Alejandro se ve obligado a seguir explicando su punto.
-Chatean todos los días, vives hablando de él, tienes portaretratos con fotos junto a él por toda tu casa. Por Dios Lisandro, es a la única persona que tienes guardada con un corazón- comenta con gracia y a Martinez le caen tantas fichas a la vez que se le cae el termo.
-La puta madre- se queja y levanta el termo apoyándolo en el banco.
Se quedan en un silencio largo hasta que Alejandro decide hablar nuevamente.
-¿Estás bien, Licha? Sabes no quise ofenderte con lo que dije, ni nada por el estilo- dice apenado creyendo que el mayor quedó mal por la revelación que le hizo.
-No te preocupes Garna- le dedica una sonrisa suave junto a un apretón de hombro con su mano derecha. -Solamente me quedé pensando en lo que dijiste- admite mirando sus manos, mirando el anillo en su dedo anular.
Tal vez no había sido tan buena idea lo que hizo el sábado, aunque le alegró volver a ver una sonrisa de emoción en Muriel causada por él.
-Lisandro- dice con un tono serio y este alza la mirada.
-¿Qué pasa? No me asustes- lo mira con preocupación.
-Te haz comprometido y no me has dicho nada- dice mirando la mano de su amigo.
-Fue el finde, tengo el anillo desde hace mucho tiempo y últimamente las cosas con Muri venían en picada y pensé ¿Por qué no?- admite con una mueca en el rostro.
Alejandro puede notar tristeza en su mirada.
-Licha, esto no es lo que tú quieres ahora. O por lo menos no con ella- dice de la forma más suave y sincera que puede hacerlo.
-Yo sé que no, pero últimamente todo viene tan mal en todo sentido y pensé que hacerlo iba a mejorar las cosas en la relación por lo menos- asiente.
-No sé si sea el momento Licha, no sé si sea la persona- alza sus hombros. -Yo ya tengo que irme, Eva me está esperando para organizar cosas sobre la revelación de género- comenta con una pequeña sonrisa en el rostro. -Pero piensa bien las cosas, piensa en Cristian, en serio. - le pide y Lisandro promete hacerlo.
Alejandro se despide del entrerriano y este se toma un tiempo para pensar sobre todo lo que su cabeza está procesando en ese momento.
¿Y si era verdad? ¿Y si le gustaba Cristian y por eso las cosas con Muriel ya no funcionaban? Realmente estaba confundido, estaba agobiado de tantos pensamientos juntos.
Entre su lesión, el bajo desempeño de su equipo, la lejanía con su gente; su país, la decaída en su relación y los nuevos, o no tan nuevos, sentimientos por Cristian.
Respiró hondo, agradeció que Muriel estaba de viaje y le escribió a Cristian si podía viajar hasta su casa. El cordobés automáticamente le respondió que sí, que no había ningún drama en que se quedara ahí por unos días si lo requería.
Viajó hasta la casa de Cristian que realmente quedaba a unas horas de distancia, pero no le importó demasiado hacer aquél viaje.-Lisi- dice Romero al abrir la puerta y encontrarse con el rubio parado frente a él.
Y cuando Lisandro sintió su corazón latir de tal manera supo que ahí estaban todas las respuestas. Lo quisiera o no estaba enamorado de Cristian, de su compañero de selección, de su amigo desde hace tantos años, de su otra mitad.
-Hola, Cris- respondió en un suspiro.
Estaba frente al hombre de su vida y recién ahora se daba cuenta. Después de haber compartido tanto junto al moreno recién notaba que estaba perdidamente enamorado de cada mínima parte de su ser y ya no había forma de negarlo.
No había forma de ocultar ello, no cuando le fascinaba cada detalle de Romero. Y las cosas ahora eran tan obvias, por algo le gustaba verlo entrenar, por algo le encantaban sus abrazos y besos en la frente, por algo se reía de todos sus chistes aunque fueran demasiado malos, por algo le encantaba el brillo en sus ojos cuando lo miraba de forma fija.
Y ese algo era el simple gusto que tenía por Cristian, el gusto por su forma de ser y por su persona en sí.
Estaba enamorado de Cristian, el Cuti, Romero y ya no había forma de negarlo.