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▫️▫️▫️Athena

—Tengo suerte de no haber ido a Brazil.

—¿Suerte? Si el drama que hubo fue lo mejor.

—Pienso que es porque no sabes por dónde ir —continúa Carla por mi— Max es tu amigo mientras que Checo es como familia.

Asiento.

—Pues que le den a Max —dice Julia— me siento decepcionada.

—Checo se a mantenido al margen —le advierto— es mejor que tu también lo hagas.

Después de una larga semana en Manarello por fin regresé a Mónaco y mi primera parada era una cafetería con mis amigas.

—Ya es hora para mi —me levanto poniendo la correa a Ares— visitaré a mi madre e iré a Niza.

—Suerte —dicen ambas.

Me despido con la mano y salgo en dirección a mi auto. Ya no me sorprendía ver turistas fotografiándolo. Era un LaFerrari Aperta que me gustaba llevar sin la parte de arriba, más cuando llevaba a mi perro conmigo.

Lo subí a su lado con su correa especializada para que no le ocurra nada y pase al lado del conductor.

Maneje hasta casa de mis padres y pase directamente al patio donde sabía que mamá estaría en jardinería.

—Mel se atoro en el tráfico —dice sin despegar vista de sus flores— así que nos toca ir a ti y a mi solas, tu padre y hermano ya están allá.

Por fin se pone de pie quitándose los guantes para abrazarme.

—Tu gardenia se está poniendo bella —señala el lugar donde la plante hace unos meses.

—Ya le conté a Charles —susurro y su cara se ilumina— no se molesto, solo me apoyo...

—Es porque él te ama linda —pasa un mechón por detrás de mi oreja— y por lo que veo tú a él.

Sin evitarlo mi cara se pone roja.

—Pascale y yo lo vimos desde esa vez que caíste encima de él —se ríe y luego suspira— iré a por mis cosas.

Pasa por un lado mío entrando a casa, mientras yo me acerco a mi gardenia.

—Tu padre te hubiera amado tanto como yo —susurro quitando algunas hojas secas.

—Trasladaremos al feto a un contenedor especializado —le dice la doctora a su enfermero.

—No.

Estaba un poco adormilada, pero era consciente.

La doctora sonrió cálidamente y agregó:

—Señor Vivant —llama al enfermero— que sea un contenedor vacío y lo guarda hasta que mi paciente sea dada de alta.

Lo primero que hice al llegar fue enterrarlo en este patio, como hice hace ya muchos años con Pluto mi hurón.

Tenía el tamaño de una ciruela, aún así lo sentía como algo que amé sin siquiera tener.

Puse un poco de tierra encima y aquella gardenia que compre camino a casa del hospital. Aún no tenía ni una flor.

Noté las flores que comenzaban a brotar, eran apenas unos capullos crecientes.

—¿Lista hija?

—Lista mamá.

Durante el camino hablé con mamá de todo, nos pusimos al día nuestra relación volvía a ser como antes del accidente.

Cuando sucedió me volví un poco más cerrada hacia mis padres, me sentía culpable por causarles el dolor de la muerte de mi hermano.

Dancing With Your GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora