La música clásica inundó el lugar.
Vi como sus damas se acomodaban dejando el espacio más importante de todos.
Primero Mel y Lorenzo, nuestros padrinos, luego Carla y Arthur, le siguieron Julia y Joris, sospechaba que esta estaba embarazada y se lo ocultaba a mi mejor amigo, continuamos con Isa y Carlos, esta se volvió cercana a la mujer que amo ya que convivían bastante por el paddock.
Carlos me se burló de mi cuando pasó a mi lado, seguro que me veía nervioso, no podía esperar a llamarla mi esposa de una vez por todas.
Cuando vi más allá los nervios se disiparon, se veía tan hermosa siendo llevada por sus padres a ambos lados.
Su vestido blanco hacía que sus hermosos ojos azules resaltaran. Era sencillo y a la vez ella lo volvía mucho y extravagante.
Christine la soltó dejándola a mi lado, aunque Philipe no la dejaba.
—Papá... —susurro acariciando su mejilla. A este le salía una lágrima.
—Eres mi niña —solo lo escuchábamos nosotros y su esposa— confío en ti Charles —me dice— cuida de mi pequeña.
—Lo haré señor.
Deja sus manos en las mías y caminamos los escalones al altar frente al sacerdote.
El arco estaba hecho de gardenias, las decisiones fueron rápidas, realmente no había mucho que pensar de parte de ninguno, ambos sabíamos lo que queríamos y lo que el otro quería.
La ceremonia empezó, por mucho que quisiera solo podía poner mi atención en la mujer a mi lado.
Llevaba el cabello negro suelto peinado de manera rebelde, con un velo larguísimo y su vestido la hacía brillar más que nunca, era de mangas largas, con mi parte favorita, el escote.
—¿Charles? —sacudo la cabeza al escuchar al sacerdote.
Recito mis votos.
—...prometo amarte hasta el fin de mis días, ver las estrellas contigo cada noche y no abandonarte nunca.
—Señorita Bianchi.
Dice los votos de memoria.
—...y te prometo amor, nunca nos faltará y tendremos tanto que lo daremos a nuestros hijos por sobra.
Tom, que es quien se encarga de los anillos nos los entrega.
—Charles Marc Herve Perceval Lecrerc ¿aceptas ser mi esposo?
—Aceptó.
Pone el anillo en mi dedo y no puedo esperar por oírla a ella.
—Athena Melissandre Juliette Bianchi —mi estomago es un revoloteo de emociones— ¿aceptas cásate conmigo?
—Aceptó.
Antes de que el sacerdote lo diga ya estoy sobre ella. La levantó haciéndola girar en el aire.
▫️
La recepción era al aire libre como lo fue la ceremonia, los árboles estaban decorados con luces que conectaban todo iluminándolo, la pista fue un regalo mía para mi esposa. La mande a a hacer de un color oscuro con luces por dentro que simulaban estrellas y constelaciones.
El sonido de un cubierto contra una copa nos silencia a todos. Habían hecho solo una pausa para el pastel, pero en unos minutos volveríamos a la pista.
—Quiero decir unas palabras si no es molestia —dice Arthur en el micrófono.
—¡Si es molestia! —le grita Norman que ya estaba un poco pasado de tragos.
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Dancing With Your Ghost
Fiksi PenggemarDespués de él GP de Japón del 2014 Athena Bianchi no volvió a pisar otro circuito de carreras, ni siquiera intentó volver a subir a un kart y mucho menos conducir un auto. Pero cuando el heredero de su hermano entra en el deporte sabe que en algún m...