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Tengo un asiento en F1

Mónaco 2017

—Te necesito... -se cortó así mismo y luego escuché un sollozo.

—Voy para allá.

Colgué y empaque cosas importantes, no había vuelto a Mónaco desde hace casi ya dos años, pero mi mejor amigo me necesita y tenía que volver.

Compre los boletos de avión y para Jets de que acabara el día me encontraba en Niza.

—Hola.

Mélanie me dio un fuerte abrazo y luego sentí a mis dos sobrinos abrazarme.

—Pero que grande que estás -le digo al pequeño y subimos al auto- tan mal está...

Mi hermana asiente y arranca.

Volver a Mónaco.

No había perdido comunicación con mi familia, con quienes vacacionaba siempre fuera del principado, mucho menos con Arthur, el venía a visitarme al internado o venía junto con su familia de vacaciones con la mía.

A quien no volví a ver fue a Charles, después de que decidí aceptar la oferta de la escuela él comenzó su carrera profesional en el mundo del automovilismo. Supe que él también entró a la academia de Ferrari. Arthur siempre me hablaba de eso.

Al llegar sentí el dolor que hace algunos años sentí, ya no era tan fuerte. Aún necesitaba asistir a terapia. Fue algo que prometí a mi padre, no me quería ver sufrir en un futuro por no haber superado a Jules. Aunque esto sería algo que no superaría aún.

—Vamos a casa de los abuelos -propone Giulian.

Mél me mira a lo que asiento ya era tarde y tenía que dormir en algún lado mañana volvería al hospital para visitar a Hervé.

Abrí la puerta y reviví recuerdos de mi niñez. Otra vez la sensación de soledad...

—Tía -me llaman- ¿Quieres ver una película?

Asiento y me toma de la mano llevándome a la sala donde estaba Tom, este cuando me ve se levanta perplejo.

—Nos toca el televisor -dice el menor- y Tom... prepara las palomitas.

Esto nos hace reír a todos Tom asiente y me abraza de paso.

—Creo que el adoptado eres tú -le digo- a ti no te llaman Tio.

—Pues eres tú la de ojos diferentes.

—Puff si tú también tienes ojos de diferente color, no puedo creer que de me hicieras pensar eso de niña.

—Si soy sincero yo tampoco me puedo creer que fueras tan tonta de niña.

Ambos reímos y salimos a la sala con los snacks, mis pequeños sobrinos ya habían traído frazadas y tenían listo el televisor.

—¿Cars?

—Mhm.

—¿Cuantas veces la hemos visto?

Dancing With Your GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora