Dancing With Your Ghost

06

Mónaco 2015

—Al fin traje mi libreta de diseños -le dije- prometí que mi primera línea sería en tu honor, creo que son diseños bastante adelantados a la época.

Comencé a mostrar las hojas y a explicar en que consistía cada prenda y las telas que usaría.

Alguien tocó la puerta y rápidamente cerré mi libreta.

—Perdón -se acerca- puedo pasar.

—Ya estas adentro.

—Oh... lo siento....

—Era broma Lord Perceval.

—¿Que hacías?

Mira hacia mi regazo y ve el cuaderno entre mis manos.

—Le mostraba a Jules -tomo el objeto entre mis brazos.

—¿Puedo ver?

Asiento y se lo pasó.

▫️▫️▫️

—No lo vas a creer.

Acababa de llegar al hospital.

—Pero me peleé con unas niñas mimadas en el club. No eran de Mónaco venían como turistas, pero se creían mucho.

Jules estaba en la cama del hospital mientras yo me encontraba en el sofá recostada.

—Quisieron tratar mal a Miss Vandeer por su trabajo como moza de establo, así que mágicamente Asteria comenzó a descontrolarse y las asusto haciendo que cayeran en los bebederos de los caballos.

—¿Mágicamente?

Sentí una chispa de emoción al escuchar su voz. Pero cuando lo vi intacto la decepción y el dolor en el pecho volvió.

No era Él...

Asentí con la cabeza, sentí que si hablaba me iba a romper ahí mismo y me prometí a mi misma no hacerlo. Ya estaba cansada y mis ojos ardían cada vez que lloraba.

—No tienes que ser fuerte -hizo una pausa y se sentó a mis pies poniendo estos en su regazo- no conmigo.

—A este cuarto le falta un toque.

—Thena... -dio un largo suspiro- no podemos seguir así.

—Está bien Charles, confía en mi Jules es un peleador tiene que salir de esta.

Sentí que lo necesitaba así que lo abracé y escuché un sollozo salir de Charles así que lo apreté contra mi para que sepa que estoy para él.

Después de un rato sentía que tenía las piernas adoloridas, Charles se había quedado dormido mientras lloraba y los sofás de hospital no eran para nada cómodos.

Pasamos toda la noche ahí, ninguna enfermera había entrado así que nadie se dio cuenta de que había dos personas de más.

—Sigue haciéndolo -me dijo con la voz ronca.