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Regrese a Mexico por unos días más, iba a extrañar a los Pérez. Era seguro que los seguiré visitando y viendo por todo el mundo.

Abrí mi laptop y comencé con mis pendientes de trabajo. Iniciando con una videollamada con mi asistente.

—Hay algo más -me dice.

Su tono de voz me preocupaba un poco.

—Dime.

Está lo piensa un poco y luego niega.

—Te necesitamos aquí... Charles me contó que tus padres se preocupan demasiado y piensan que algo malo te paso.

Me deja muda sin saber que decir así que ella continúa.

—Arthur te necesita -agrega- la está pasando mal.

No lo entendí. Mi mejor amigo solía llamarme y no me había contado que algo estuviera mal.

—No se que estoy haciendo -digo casi para mi, pero sale en un chillido.

Traté de buscar algo y esto me abre los ojos. Hace unas semanas me llamo y se escuchaba muy alegre, cuando me quería hacer olvidar de algo hacia eso.

Además de que sentía que me evitaba, era porque lo abandoné seguramente.

—Creo que es mejor que él te cuente.

—Gracias. De verdad no...

Charlotte levanta la cabeza parándose y cuelga sin aviso.

Me preocupa que esté en problemas por mi culpa. Yo le pedí que no dijera nada sobre mis direcciones, así mismo las electrónicas.

Después de un rato le mando un texto para ver cómo está:

¿Todo bien?
De verdad lo siento si te estoy metiendo en un problema ...

Todo bien, nada de que preocuparse 😉
No es ningún problema

Entonces nos vemos en la siguiente junta

—Iremos al centro comercial por si quieres ir.

Julia se asoma por mi puerta.

Me hospedaba en la casa de Carola ya que había salido definitivamente de aquel centro.

—No te ves bien.

—Tuve una llamada con Charlotte, las cosas no van tan bien en Mónaco...

▫️▫️▫️

Era hora de volver al trabajo, si podía ir a una carrera lo lógico es que empezara a trabajar nuevamente en mi oficina.

Así que unos días después volé desde Mexico a Italia.

Aún evitaba a mi familia y a los Lecrerc.

Había perdido comunicación con Carla y Arthur. Me aterra volver y que me rechacen por la distancia que tomamos.

Por lo que sabía los pilotos no estarían en el edificio ya que estarían trabajando con el equipo en el autódromo.

Abrí mi oficina y estaba intacta, como si nunca me hubiera ido. Las cosas de Ares estaban aún ahí.

Y la fotografía de Jules y mía. Esa que tomamos en su primer GP de Mónaco. Nuestro favorito.

Charlotte entró y cuando se cruzó con mi mirada tiro los papeles que tenía en las manos, rápidamente me acerqué para ayudarla.

—Charles no mintió -se levantó y dejó todo en su escritorio- tú si que estabas en Miami y en la Met.

Asiento y está se recarga en su mesa.

—¿Por que te escondes de él?

Por cobarde.

—No lo sé...

Me siento en el sofá y ella me sigue sacando unas latas de cerveza poniéndolas en la mesa.

—Tenemos que ponernos al día Jefa.

Hablé con ella toda la tarde, se había convertido en una amiga, después de un rato salió para ir por unas telas.

Fueron rápidos al cambiar las direcciones. Antes mandaban todo a Mexico desde donde trabajaba y yo lo enviaba para acá.

Estaba tardando y pase un rato a mi escritorio. Tenía la increíble vista del circuito de un lado y por el otro la entrada del lugar.

Vi un Ferrari que recordaba, pasó seguridad y no alcancé a ver donde se estacionó. Quería verlo, pero espere a Charlotte para no irme sin decir aunque sea adiós.

La puerta se abre de golpe y giro en mi silla asustada por los gritos en la entrada.

—Tienes que irte.

Charlotte regresa por la puerta y sale volando en cuanto se acerca para abrir.

—¡Charlotte!

Corro hacia ella y la levanto con cuidado mientras ella posa su mano en su frente.

—Yo... lo siento... de verdad.

No volteo, no puedo verlo a los ojos dejo mi mirada en el suelo todo el tiempo.

—Hay que llevarte a un hospital.

—Está bien -Ella trata de sonreír, pero le sale una mueca de dolor.

—No -le digo- puede haber una contusión fue un golpe fuerte.

Ignoro al hombre ahora agachado a mi lado, no lo eh visto pero seguramente mira a su novia preocupado.

—Perdón Charlotte -sigue diciendo- de verdad... si supiera que estabas ahí yo solo...

Sin mirarlo posó mi mano en su brazo que se tomaba de la nuca como solía hacer cuando estaba nervioso.

Hay cosas que nunca cambian.

Él la ayuda a levantarse y la detiene mientras yo tomo su bolso y salimos del lugar para ir a buscar ayuda.

—————————————————
Fin de capítulo

Gracias por leer

Dancing With Your GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora