—No te pases de lista bambina, recuerda que sé todo de ti. — advirtió Valentino.—¿Me estás amenazando? Dudo que lo sepas todo, apuesto a que te falta saber la talla de mis bragas. Digamos que muy sabio... No eres.
—Pff... Detalles, eso puede solucionarse. — agregó el hombre acercándose rápidamente a ella para colocar ambos brazos extendidos a sus lados. Imponiéndose encima suyo con su rostro sobre su cabeza.
Ella detuvo la acción que estaba realizando para cerrar los ojos dejándose inundar por el perfume y calidez masculina que transmitía a su espalda.
—¿Estás retándome? — susurró en su oído derecho en un tono más bajo del usual que caía en ella como la miel.
Para demostrar que él no tenía poder alguno sobre ella, volteó para confrontarlo cara a cara.
—De ser necesario... — se acercó más. —Siempre.
Otra vez las distancias le jugaban una mala pasada, no calculó bien y tampoco se percató que Valentino estaba prácticamente inclinado sobre ella lo cuál reducía a casi nada sus diferencias de altura rozando sus narices.
Valentino no dijo nada dejando vagar su mirada desde sus ojos a sus labios por eternos minutos.
Inesperadamente se vio acortando la poca distancia que los separaba besando sus labios y presionando su cuerpo al suyo, reaccionando como si ambos estuviesen bajo un cortocircuito eléctrico.
Una parte de ella estaba bajo la presión del calor corporal del hombre y la otra en la mesa de amasado quedando expuesta a sentir con su cuerpo cada músculo de la anatomía masculina.
Valentino al no recibir negativas se sintió con la confianza suficiente de llevar sus manos desde la mesa al rostro de la mujer que tenía entre sus brazos con un hambre que desconocía dentro suyo. Dando por finalizado el corto, pero apasionado roce de labios separó su rostro del femenino.
—Valentino... Bésame otra vez... — Diana con la voz rasposa y suave a unos escasos centímetros de distancia con los ojos cerrados que al abrirlos vio en la mirada del hombre la misma pasión hambrienta que sentía en su interior.
Su pecho vibró en satisfacción y sorpresa.
El De Luca rodeó con sus brazos el cuerpo más pequeño por la cintura y como respuesta escuchó un gemido femenino ahogado por sus labios mientras unas manos más pequeñas sujetaban como puños la espalda de su camisa a la vez que sus labios se fundían en uno solo otra vez.
Respirar estaba sobrevalorado.
Diana nunca había tenido la necesidad tan fuerte de dejarse cuidar por otra persona en ese aspecto. Los brazos que la presionaban al cuerpo opuesto alimentaba internamente un hambre que nunca había experimentado con ningún otro hombre.
Cuando el beso se cortó pudo sentir las grandes manos de Valentino tocar la parte externa de sus muslos mientras ingresaban dentro de la falda que a su paso iba subiendo hasta detenerse en la parte trasera colocándola en una esquina sobre la mesa donde sus piernas se cruzaron automáticamente en la cintura de Valentino haciendo presión en la unión de sus sexos aún cubiertos.
Lanzando un gemido de satisfacción mutuo, Valentino comenzaba un nuevo sendero de besos entre su hombro y cuello mientras aflojaba un poco más las tiras del vestido en la parte que cubría sus pechos.
Al concluir su objetivo un brazo del hombre viajó a su cintura para sujetarla más cerca suyo a la vez que sus labios estaban en una nueva hambrienta danza de labios.
Al momento que su otra mano emprendía un viaje entre las piernas femeninas que carecía de demasiados obstáculos ya que la falda del vestido de Diana se encontraba arrugada en su cintura y su punto dulce solo cubierto por unas ahora empapadas braguitas de encaje negro.
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𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒐 ¿𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒐 𝑻𝒓𝒂𝒈𝒆𝒅𝒊𝒂? (+21) Libro I
RomanceHistoria Terminada ✓ Sara Brown, una ex empresaria, se encuentra huyendo tras la repentina quiebra de su compañía, un colapso que la puso en el punto de mira de un poderoso enemigo. En medio de un mundo lleno de fraudes, temor y locura, lo que parec...