Capitulo 68

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El transcurso del viaje fue tranquilo y sin bullicios hasta que la voz de Andrea rompió el silencio.

—¿Estas nerviosa?

—La verdad que no, situaciones con personas como este señor solo hacen enojarme y me envalentona de alguna manera. — respondió pasivamente la castaña.

—¿Y si las cosas salen mal?

—Estoy preparada... Siempre lo he estado. — confirmó con una sonrisa regresando su vista a la ventanilla.

Un par de horas antes


Valentino se encontraba sentado en la cama ensimismado en sus pensamientos en lo que Diana salía después de tomarse un baño con una toalla envuelta en su cuerpo y con otra frotando su cabello.

—¿Qué crees que pueda ponerme? No había pensado en eso... — lanzó con humor Diana.

—Tú no, pero yo sí. — comentó Valentino con una sonrisa ladina y una mirada de predador. —Abre el armario.

Diana con un claro gesto de sorpresa abrió el armario encontrando un precioso vestido negro largo de fino breteles, espalda descubierta y un tajo en la pierna izquierda que comenzaba casi de la pelvis. La castaña sujetó el vestido en sus manos y la textura de la tela acarició su piel, aparte de ser hermoso era de muy buena calidad, lo que significaba costoso.

Presionó el vestido a su pecho y con unas zancadas fue al encuentro de Valentino lanzando la prenda en la cama a uno de los lados del hombre para posteriormente abalanzarse a él, sujetar su rostro dispersando besos por toda su piel del rostro. El italiano en cuestión suprimía una sonrisa cerrando sus ojos para disimular lo sonrosado que se puso.

—Gracias, gracias, gracias. Es bellísimo.

Expreso con sinceridad Diana.

—Sé que te quedará bellísimo.

Valentino envolvió sus manos en la cintura de su mujer desencadenando un lento y descendente viaje a los muslos femeninos.

—Aunque yo te prefiero sin nada. — susurró en los labios de Diana sin contacto es sus rostros más allá que sus miradas a muy poca distancia.

—¡Aja! Manos traviesas fuera, campeón.

Diana afirmó sujetando por las muñecas las grandes manos del italiano que iba ingresando adentro de la toalla.

—¿No habrá fiesta para mi?

—No de momento, además no tengo nada debajo. Estaría necesitando una barrera anti Valentino de lo contrario no saldré de esta habitación. — dijo la castaña ganándose una risa por el nombre que él mismo había bautizado a todas las prendas interiores de Diana.

—Si, tienes razón. Aunque... - dejó la oración a medias mientras sacaba de su bolsillo trasero un trozo de encaje negro al que se podía llamar ropa interior. —No le veo el problema si ayudo a vestirte. Juro que soy bueno haciendo ese trabajo. 

—Eres incorregible.

—Creí que ya eras consciente de ese hecho — agregó Valentino con humor. —Quítate la toalla así te ayude...

Diana sabía que era ilógico tener vergüenza de su desnudez luego de todo lo que habían compartido juntos. Abrió lentamente la toalla dejándola caer al suelo, exponiéndose a él. Los ojos de Valentino bajaron lentamente desde su rostro hasta sus pies acompañado de una mordida de labio que la sonrojó empujando a que ahora cubra sus pechos con los antebrazos.

El hombre levantó un dedo trazando el lateral de las curvas femeninas desde las costillas hasta la pantorrilla donde detuvo su viaje con nuevas indicaciones.

𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒐 ¿𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒐 𝑻𝒓𝒂𝒈𝒆𝒅𝒊𝒂? (+21) Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora