𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒐 ¿𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒐 𝑻𝒓𝒂𝒈𝒆𝒅𝒊𝒂? (+21) Libro I

Capitulo 59 🔞

El transcurso del día resulto tranquilo en ausencia de Valentino.

Ya entrada la noche, Diana estaba recostada en la cama que compartían con el hombre. El silencio de la habitación reinó hasta que el sonido de la puerta lo interrumpió, dejando ver a Valentino que ingresando a la habitación.

La claridad de la habitación ejercido por la luna que se adentró por la ventana acompañada de la suave briza primaveral ambientando el lugar y evidenciaba las acciones que realizaba el rizado quitándose las prendas hasta quedar en ropa interior.

Abrió la sábana y se dejó caer en la cama para ubicarse en las espaldas de Diana en posición de cucharita.

—¿Estás enojada? — susurró suavemente Valentino mientras abrazaba a la castaña.

—La verdad es que no. Iba a llamarte, pero no tengo tu número mucho menos celular.

—Eso puede solucionarse... Puedo comprarte todo lo que quieras y no necesitas ni siquiera mirar el precio, todo lo que quieras, lo pides y lo tendrás... — comentó con una sonrisa compartida que con el pasar de los segundos se borró. —Lo siento ¿Si? He reaccionado mal... Sé que a veces te refieres a tu presencia como una cadena de tragedias... Pero tengo que admitir que para mi no es así.

—Sé que lo que dije estuvo mal, pero esa es la forma en la que me sentí en ese momento... He estado pensando seriamente y hay algo que una vez me dijo el tío Francesco... — los recuerdos invadieron su mente y fue inevitable no largarse a llorar, el italiano supo contenerla haciéndola girar para abrazarla mejor, besar su cabello y susurrar que todo estaba bien y que todo iba a mejorar para ambos. —Recuerdo que la última vez que lo ví me dijo que vine para alegrar la vida de muchas personas.

—Y no estaba equivocado. - murmuró encontrándose con su rostro. El rizado lanzó una media sonrisa tierna al ver la dulzura que desprendía su mujer con los ojos y la nariz rojos por el llanto.

Unió sus labios besándola con la pasión y los sentimientos que ambos siempre conservaban por el otro, a veces no era necesarias las palabras cuando demostraban su amor mutuo de forma física.

Valentino sin esfuerzo colocó el cuerpo de Diana sobre el suyo, bajó un poco las sábanas dejando que el contacto de las pieles no tenga obstáculos, continuando el beso, él, por su parte, con una de sus manos acarició su rostro sin perder el contacto visual para posteriormente quitarle la remera de su propiedad que la cubría.

Con la prenda que más cubría fuera, la castaña quedó sobre Valentino que con sus manos exploraba lenta y suavemente el cuerpo femenino aún cuando Diana cubría levemente sus pechos con sus brazos cruzados y colocados en el pecho masculino.

Él no perdió tiempo admirándola, ese día la veía más hermosa que nunca aún con el conocimiento de que si lo decía iba a recibir negativas de la chica. A sus ojos era una diosa incluso con el pelo desparramado con esos rizos que él adoraba.

—¿Pasa algo? — cuestionó Diana al ver al italiano estático.

—Solamente... Estoy apreciando lo hermosa que eres.

—Valentino... hazme tuya. — susurró suavemente en la oscuridad mientras la luna les brindaban la claridad necesaria para apreciarse mutuamente brindando un toque de erotismo y romanticismo al momento.

En su lugar Valentino no espero dos veces y elevó sus caderas con Diana encima logrando quedar unos centímetros más arriba en su abdomen, estiró sus brazos y deslizó por su cuerpo la única prenda que él poseía quedando completamente desnudo bajo suyo.

Atrajo el cuerpo femenino y la beso con total intensidad y entrega. Con un apretón en una nalga le indicó que elevara las caderas sin necesidad de despegarse de sus labios, cuando la castaña obedeció corrió hacia uno de los lados la tela ya húmeda de la única prenda que la cubría.