Capitulo 41 🔞

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Valentino arrastró sus manos desde la cintura hasta las caderas para luego alejarse, Diana estaba con los ojos vendados, pero era perceptible que se encontraba de rodillas en la cama detrás suyo sintiendo algo frío viajar desde sus nalgas hacia su entrepierna.

El italiano utilizado su propia saliva como lubricante preparándola para el siguiente movimiento. La hizo suya nuevamente lo que les quitó un gemido a ambos.

Comenzó moviendo sus caderas de forma suave y lenta, en un vaivén similar al de una caricia... Sublime. Valentino quitó las manos femeninas que estaban prisioneras debajo de su propio cuello y mientras su longitud continuaba en ella, iba desarmando el nudo que aprisionaba sus muñecas.

Cuando Diana estuvo liberada extendió sus brazos hacia atrás sujetando los laterales de la cadera del hombre.

—¿Te gusta así? — susurró colocando una de sus manos en la cama cercano al hombro femenino y la otra sujetaba su cuello realizando una suave presión.

—Me... Encanta... — quitó la corbata de sus ojos.

—Mira el espejo. 

Diana podía jurar que nunca vio nada más excitante que ellos juntos especialmente la imagen que reflejaba de Valentino en el espejo con la camisa blanca abierta, el cabello con los risos desparramados y algunos pegados a la frente producto del sudor.

Su rostro estaba medianamente sonrojado mordiendo uno de sus labios con una mirada feroz que la alcanzó a ella logrando que su centro se cierre y humedezca más en torno a él.

—¡Dios! Que carita hermosa... 

—Quítate la camisa, por favor... 

—¿Es eso lo que quieres? — preguntó Valentino liberando las manos de sus caderas para quitarse la prenda y quedar con el torso expuesto volviendo a su antigua posición continuando sus embistes.

Diana estaba obsesionada con la imagen masculina proyectada en el espejo, efectivamente su parte favorita eran sus cicatrices. Ambos catapultados por el estímulo visual llegaron al orgasmo juntos. Aunque ella bajó las caderas por efecto del cansancio, Valentino se dejó caer encima con su hombría todavía dentro que posteriormente comenzó a quitarla.

—Voy a hacerme a un lado de lo contrario vas a morir aplastada. ¿Quieres comer algo? Te hice saltear el almuerzo hoy — comentó con humor Valentino.

—Mjm... 

—¿Qué? Ay no, creo que te descompuse. — verbalizó Valentino riéndose por su estado. Con menos energías, pero aun las risas se contagiaron.

—Quisieras...

—¿Segura que no quieres nada?

Tenía la cabeza sumergida en las sábanas y el pelo desparramado sobre el rostro con algunas hebras de cabello pegados a la cara y a la espalda.

—No, gracias. Solo... Quiero dormir. 

—¿Segura?

—Si, por favor. 

—Bien, llámame cualquier cosa. — el italiano se levantó de la cama direccionado al baño y al regresar encontró a la castaña durmiendo plácidamente.

La tapó, le dio un beso en el hombro y salió de la habitación a continuar con sus labores. No iba a negar que había disfrutado de ese pedacito de cielo llamado Diana. Así fue que ella descansó presa del cansancio despertando nuevamente solamente en la noche porque Valentino ingresó a la habitación con una charola de comida. Hacer tanto ejercicio como el que hizo con el jefe la había dejado sin fuerzas. Corrección... Castigo. 

𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒐 ¿𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒐 𝑻𝒓𝒂𝒈𝒆𝒅𝒊𝒂? (+21) Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora