Capitulo 43

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Posteriormente a la partida de Valentino y Bruno, un grupo bastante amplio de hombres cruzó en dirección a una de las oficinas más grande de la casa. Diana sigilosamente se fue al lugar escuchando en el trayecto diversas voces sumergidas en un acalorado debate.

—¡No! Lo prohíbo, no somos así. — dijo un hombre de edad aproximada a la del Señor De Luca.

—¡¿Entonces como?! Dejamos que nos acribillen y no hacemos nada... ¿Te refieres a hacer eso? Lamento informarte que mi familia, no es así. Nos imponemos para crear lazos fuertes, no para que los maten y no validar su existencia como si no fuesen nadie. — dijo Valentino fríamente. 

—No cuentan conmigo en esto. — repitió el mismo hombre.

—¿Qué harías si asesinan a tu hermano? O ¿A tu hijo? ¿No querrías arrasar todo? Francesco fue el esposo de mi hermana menor, un hermano para mi. Gracias a él estamos hoy aquí, es una pieza clave de la familia... — habló esta vez el señor Alessandro.

—Pues, claro, pero no es lo mismo... — vociferó otro hombre.

—¡Esto tiene que ser una broma! Era un fundador participe de esta junta y dio la mano a más de uno. ¿Van a negarle su justicia?¿O acaso ya se te olvidó que tienes poder gracias a él? — cuestionó Stefano indignado.

—¿Qué es lo que quieren hacer? No sería la primera vez que un par de sicarios morirían sin abrir la boca. — opinó otro hombre del extremo contrario.

Diana abrió la puerta ingresando en dicha habitación.

Encontrándose en medio de una larga mesa que contenía a más de una docena y media de hombres con edades similares a la del mayor de los De Luca y a Valentino que también estaban presente, todos mafiosos en su defecto.

—Diana, no es momento, por favor vuelve a la casa. — ordenó Valentino.

—No, no voy a volver. Escuché suficiente y me indigna. — expresó claro y fuerte la castaña.

—Diana, vuelve a la casa. A-h-o-r-a. — repitió el rizado.

Ella le regaló una mirada neutral ignorando su pedido.

—Me indigna que no quieran hacer justicia por una muerte que no fue un accidente, mucho más sabiendo que más de uno goza la posición que tienen gracias a él... ¿Pero que pueden hablar de familia? — vociferó a la mesa que se sumía en el más grande de los silencios. —Escuche que atraparon a un par de hombres... ¿Están seguros que no quieren hablar? ¿O ni siquiera lo intentaron? ¿Y así se hacen llamar hombres de poder? 

La tensión era palpable al igual que el sepulcral silencio amenazante que se extendió en torno a ella, diferentes miradas y ninguna feliz por lo que acababa de decir.

—¡Cállate de una buena vez mujer inepta! — rompió el silencio el guardaespaldas de uno de los mayores sacando su arma apuntándole a la cabeza, ella no se inmutó.

Valentino reaccionó de la misma manera apuntando al hombre, nadie se interpuso ni objetó nada.

—Ni siquiera lo intentes, Emiliano. Estás bajo mi techo, apuntando a mi mujer. ¡¿Acaso quieres empezar una guerra?! ¡¿O quieres conocer el verdadero alcance de mi poder?!  

Su mujer...

Sorpresa con vestigios de temor reinó el rostro de los presentes.

Emiliano bajó el arma al instante colocándola en la mesa cercana a Diana a lo que ella solo sonrió con dulzura.

—Para ser un hombre que trabaja en la cuerda floja tu temperamento logrará que algún día te despedacen... Volviendo al tema que de verdad importa les propongo algo... 

𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒐 ¿𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒐 𝑻𝒓𝒂𝒈𝒆𝒅𝒊𝒂? (+21) Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora