🔥CAPITULO 10🔥

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EDITADO.

🔪<<{Izan}>>🔪

Alessandra: Es... hermosa.

Nunca habían dicho eso de mi polla, pero no me molesta en lo absoluto viniendo de ella.

Izan: Y tuya.

Recalcó eso, necesito que sepa que siempre lo será, desde el momento que me aceptó, soy suyo en cuerpo, corazón y alma.

Nadie podría reemplazarla, ni siquiera llegar a igualarla, la vida no tendría sentido sin ella.

Alessandra: ¿Puedo tocarla?

Puta madre, puedes hacer lo que quieras con ella, eso quiero decirle, pero lo que digo es:

Izan: Sí preciosa.

Se acerca más a mí en la cama, me senté apoyado en el respaldo con las piernas estiradas cuando termine de bajarme el pantalón y el bóxer.

No quiero que se asuste y si eso significa romperme las muelas, para que cuando se acerque no intente que sus labios me rocen la polla, que así sea.

Pone su pequeña mano rodeando el ancho y con curiosidad hace hacia abajo y después hacia arriba y unas gotas de pre semen salen de la punta.

La desparrama por la cabeza con el pulgar y se lo chupa cuando termina.

Izan: Joder preciosa, necesito ir al baño a bajar esto, por favor.

Alessandra: ¿Duele?

Izan: Como la mierda.

Alessandra: ¿Y por qué no lo haces aquí?

Izan: Por qué no quiero incomodarte.

Alessandra: Nada de ti lo hace.

Puta mierda.

Agarró mi polla con fuerza y empiezo a masturbarme, imaginando que es su mano la que lo hace.

Izan: Aless.

Gimo sin tener el control para callarlo.

Arriba, abajo, arriba, abajo, frenó.

¿Por qué frené?

Abro los ojos, que había cerrado cuando empecé a imaginar su pequeña y deliciosa mano haciendo lo que hacía la mía.

Alessandra: Quiero intentar algo ¿Me dejas?

Izan: Lo que quieras tómalo preciosa.

Me hace sacar mis manos de mi cuerpo y se sube a horcajadas sobre mí, por inercia mis manos vuelan a sus caderas.

Pero no la muevo, no la hago bajar sobre mi polla que está al ras de su cálido y húmedo coño, solo la sostengo para que no haga un movimiento brusco y se lastime.

Izan: ¿Qué haces?

Alessandra: Lo que me dijiste —contesta— tomo lo que quiero.

Y bajó por mi polla tan de golpe que no me dio tiempo a sostenerla. Ambos gemimos.

Ahora que siento su estrecho coño alrededor mío, tomando lo que le pertenece, entiendo por qué mi polla hacía meses que no quería a nadie más que a la preciosa.

Es la primera vez que la cabeza de la polla piensa más rápido que la de arriba.

Empieza a saltar sobre mi erección con vehemencia, buscando su propio placer y gimiendo.

Me fascina.

Sí, preciosa, úsame, úsame tanto como quieras.

Izan: ¿Puedo sacarte esto?

Señaló la remera y por supuesto el brasier si no se siente incómoda.

Alessandra: Por favor.

Intenté, te juro que intente ser suave.

Pero en el momento en que sus palabras aterrizaron en mi polla, un demonio me poseyó y prácticamente destrozó lo que le quedaba de ropa.

Por lo menos no la puse sobre su espalda y le destrocé el coño.

No me lo perdonaría nunca.

Aprieto sus hermosos pechos y tiró de sus pezones, para que sienta dolor, pero uno placentero.

Alessandra: ¡Más!

Vuelvo a hacerlo varias veces motivado por sus gritos de placer.

Izan: Preciosa, me vengo y si no quieres que termine dentro de ti, tienes que salir.

No me hace caso y sigue saltando más fuerte, si coño me aprieta hasta el punto de casi cortarme la polla, los huevos se me tensan y me vengo como nunca antes.

Salta dos, tres, cuatro veces más, grita y se desploma cuando el orgasmo la alcanza.

Le beso la cabeza.

Izan: Te amo preciosa.

Le susurró aunque no me escuche porque el orgasmo la devastó y se quedó dormida encima de mí.

Miró a la esquina de la habitación, la cámara que sé que están viendo dos acosadores bien conocidos y orgullosos.

Izan: Espero que hayan disfrutado el espectáculo y vean lo que se pierden por andar de orgullosos, hermanos.

La voy a bañar mientras duerme, no quiero que se infecte, me levanto con ella a upa y me voy al baño.

[•••]

El tour se canceló porque Akio tenía unos problemas en sus negocios y tendría que viajar de urgencia, eso desanimó a Aless un poco.

Y como ya no quería visitar Kioto o cualquier otro lugar de aquí, volvimos a Sicilia.

Donde toda la familia, menos mis hermanos que no aparecieron, le preguntaron cómo le fue y ella con lujo de detalle explicó.

Todo, menos lo que hicimos en el hotel.

Aunque hay dos personas que ya saben qué paso y voy a suponer que es esa la razón por la que no apareces.

Están ideando un plan para matarme o un plan para rogarle a Aless.

Esperemos que la segunda, no quiero que siga estando desanimada y enojada con ellos.

Mi madre me separa del resto de la familia, supongo que es algo importante.

Adaris: ¿Cómo la estás tratando?

Izan: ¿Cómo? —me mira cómo diciendo «nada pasa en mi familia sin que yo me entere»—Bien, me enseñaste a respetar y eso hago, ella me dijo que estaba feliz.

Adaris: Me alegra saber que hice bien mi trabajo.

No por completo le diría, dos de tus hijos no se quieren rendir ante Aless, pero no lo digo, eso la desanimaría a ella también.

Izan: ¿Qué sucede mama? No me sacas de la reunión por boludeces.

Adaris: Saber cómo se comportan mis hijos no es una boludez Izan, pero tienes razón, no es por eso, estamos teniendo problemas con la Yakuza.

<<Van a amar una guerra si no le damos lo que quieren.>>

Izan: ¿Y qué quieren?

Adaris: A Alessandra y sobre mi cadáver que se las voy a dar.

Alessandra. 3°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora