🔥CAPITULO 47🔥

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EDITADO.

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🧁<<{Alessandra}>>🧁

Seguimos por ese pasillo hasta el fondo, cuando llegamos ahí asomamos la cabeza para ver si había alguien.

Cuatro hombres.

Están un poco lejos, así que si doblamos para matarlos, nos verán mucho antes y gritarán, toda la mansión se enterará y de nada serviría lo que estoy haciendo.

Ellos le ponen silenciador a las armas.

¿Los tenía escondidos en el culo o cómo? Por qué no los vi.

Saco dos shuriken y se los lanzó a la frente de dos, caen cómo saco de papa al suelo, seguido de los otros dos con una bala en la frente.

Hui: ¿Quieres ser mi amiga? O ¿La madrina de mi hijo? —Bastian lo mira mal y él se encoge de hombros— ¿Qué? No puedo desaprovechar la oportunidad.

Me río y me acerco a los muertos.

Tres de ellos posaron sus manos en mí.

Le hago una seña a Bastián para que venga con el bolso, mientras cortó las manos, para cuando termine de hacerlo la sangre goteaba de mis manos.

Me limpio con mi pantalón, una mancha más al tigre no le va a hacer nada.

Bastián: ¿Tienes un fetiche con las manos?

Oh sí, de esas grandes, fuertes y que se le vean las venas.

Puede aplicarse también para el amigo de abajo, ¿No?

Alessandra: Me voy a llevar todo con lo que me tocaron e intentaron tocar a mi hija.

Bastián: ¿Porqué no la dejaste a ella hacer esto?

Alessandra: Para matar al líder de una mafia la necesitaba protegida, Némesis puede matar, pero Arlene todavía no lo permite y hasta que no se ponga de acuerdo, eso no sucederá.

Hui: ¿Tiene trastorno de personalidad múltiple?

Alessandra: Ajá.

Bastián: ¿Por qué?

Alessandra: Pregúntale cuando la veas.

Eso sonó mal, estoy diciendo que lo vamos a volver a ver.

Bastián: Trato.

Contesta con una sonrisa.

Llevo cuatro pares de manos, me faltan ocho.

Alessandra: Sigamos, todavía tengo que encontrar a la bruja.

¿Dónde más estaría? Quiere ver mi sufrimiento en primer plano.

Hui: ¿Quién es?

Dice mientras avanzamos por el pasillo donde dejamos a los muertos.

Alessandra: Mi suegrita.

Bastián: Se nota el amor que te tiene.

Bufo y niego con una sonrisa.

Alessandra: ¿Quién no me amaría? Soy la mejor persona.

Digo antes de que alguien abra la puerta del pasillo a mi izquierda.

Rápidamente le pegó en la mandíbula un derechazo con el nudillero, cae de espaldas y yo me monto encima de él tapándole la boca.

Hui: Por favor, sé la madrina de mi hijo.

Alessandra: ¿Tienen de esos en china? —Asiente— si tú quieres, pero como que podríamos hablarlo una vez matemos a tu padre, aún no se sabe si salgo para ser madrina.

Bastián: Diosa, con tu derecha si sales de aquí.

Ruedo los ojos, cómo si un golpe pudiera contra una bala.

Alessandra: ¿Me recuerdas? —Le digo al hombre debajo de mí— Yo sí lo hago.

Es el imbécil que me apoyó todo y su micropene en mi espalda y se dio el descaro de pasarlo entre mis nalgas.

No lo sentí micropene.

Bastián: Diosa, no me gusta que estés de esa forma encima de él, al estúpido se le paró la polla de tanto que te mueves.

Miro sobre mi hombro lo que dice, si se le paró, y sigue siendo muy chiquita.

Alessandra: Oh, tan chiquita, vine a ver si ahora la sentía, ya que en el pasillo de los calabozos no sentí más que tú pelvis.

Hui: ¿Qué te hizo?

Me río.

Alessandra: Si hubiera hecho algo ya estaría muerto, solo tuvo la maldita osadía de apoyarme todo entre mis nalgas, imbécil, esa cosita chiquita no sirve para nada.

Me levanté un poco de encima y miré al rubio.

<<Se que puede costar dar justo en el blanco por lo diminuto que es, pero le darías justo en la puntita del pene.>>

Y lo hace, la bala pasa entre mis piernas hasta su polla y queda destrozada, no la encontrarás ahí.

Sí, entre mis piernas, ni en sus mejores sueños iba a apoyar mis entrenadas nalgas en sus mierdas de zonas íntimas.

Antes de que pueda gritar clavó la navaja en su cuello y la retuerzo, muérete pedazo de mierda.

Y por supuesto que después la sacó de ahí y cortó sus manos para llevármelas, no me tocó las tetas, o las nalgas, o el coño como los otros, pero las puso en mis caderas.

Alessandra: Vamos a hacer rápido, si seguimos matando a todo el que nos cruzamos no terminaremos hasta mañana y tú, mi amigo te vas a quedar sin hombres que te respalden.

Bastián: Tenemos que ir a dónde tu padre, debe tener 10 o más hombres con él, tenemos que hacer que salgan para matarlos y que dejen solo al viejo.

Tengo una estúpida idea.

Alessandra: Soy la carnada.

Hui: Estás loca.

No me digas.

Alessandra: Ya sé.

<<Pero es seguro que tu padre no va a dejar que sus hombres me maten, quiere tenerme primero, y aunque no haya sabido qué conmigo aquí se enfrentaba a cinco mafias, supo de la Yakuza y eso ya era guerra asegurada.>>

Hui: sí, eso es verdad, tiene algún fetiche o algo con forzar a las mujeres de sus enemigos.

Bastián: Tan retorcido cómo suena, para él es divertido.

Hui: Alessandra.

Alessandra: Dime Aless, así me dice mi familia y amigos —no tengo, pero él no sabe— y después de lo que vamos a hacer prefiero considerarte un amigo.

Mínimo si me muero no fue en vano, hice un amigo.

Hui: Confía en mi Aless.

Lo miró sin entender.

[•••]

Varios pasillos y ocho pares de manos después, estoy con Bastián volviendo a la habitación donde hicimos de carnada frente a la puerta donde se encuentra Jian.

Alessandra: No pierdas mis manos.

Le avisó.

Bastián: Las apoyo aquí diosa, cuando terminemos las buscamos.

Asiento y lo apoya en la pared de la izquierda.

Abrimos la puerta de una patada, porque después de haber mandado a sus hombres a perseguirnos se encerró

Cagón.

Alessandra. 3°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora