Capítulo 18

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Feliz sábado, zorritos!

Sé que he estado un poco distante, pero se ha terminado. Estaba metida en un trabajo que me tenía viajando 2 veces por semanas y solo tras dejarlo, me di cuenta de cuan agotada me tenía y lo poco feliz que me hacía moverme tanto. No quiero correr por nadie, excepto por mí. Y al parecer extrañaron mis notas antes de cada cap :)

Estos días he logrado detenerme para tomar un respiro y descansar, y recordar todo lo que me hace realmente feliz. No editar, definitivamente, pero amo esta historia y ayer me costó un mundo interrumpir mi escritura por unos pendientes. Ojala les guste tanto como a mí.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final por favor!

Xoxo,

Sofi

***

Oscuras y altas sombras se cernían sobre ella, riendo y enseñándole sus colmillos. Saliva caía de sus bocas, aterrizando en los hombros de la niña. La comerían. El más fuerte siempre se aprovechaba del más débil. La atraparían en sus perfectas ilusiones y luego la desecharían como la paria inútil que era. Y todo eso sin un mínimo esfuerzo.

Era falso. Ya había vivido esa pesadilla antes, una y mil veces. Le tomó unos momentos darse cuenta de ello. Aun así, no hizo ninguna diferencia porque no estaba soñando sino recordando y eso era peor. Podía tomar conciencia en un sueño y cambiarlo, no podía cambiar el pasado.

Su madre le había advertido acerca de no alejarse demasiado del pueblo. El desierto no era lugar para una niña de siete años, solía decir. Menos por la noche. Pero Rajnik nunca había sido de los que seguían las reglas. No eran divertidas, y no eran justas cuando solo se aplicaban a ella y no a los otros niños de su edad.

No era su culpa estar un poco por detrás del resto. No tan alta, ni tan rápida, ni tan fuerte, ni hábil. Incluso cuando se esforzaba el doble que sus compañeros, en el fondo sabía que nunca sería como ellos. Ella simplemente no había nacido así. Y tal vez la selección natural finalmente estuviera haciendo su trabajo esa noche cuando el búho la atacó.

Quizás no debería haber dejado su cama. Quizás no debería haberse escabullido de su casa y haber seguido el rastro de su madre hasta el desierto. Quizás no debería haberse aventurado sola en la noche. Quizás debería haber escuchado cuando su instinto pidió regresar. Aun así, Rajnik no estaba asustada sino furiosa.

Era su vida, su noche y su mente. Y ningún búho arruinaría la oportunidad de ver a su madre trabajar y leer el cielo. Así que ella resistió lo mejor que pudo. No se perdería en un recuerdo, no en una pesadilla ya superada. Su cuerpo era suyo, su mente también. Se concentró en una sola cosa, tal como sus padres le habían enseñado en caso de urgencia.

Los búhos no eran inusuales en esa parte. Se aprovechaban de los cachorros, niños fáciles de atacar y tomar. Ella no era ninguna presa. Un movimiento. Era cuestión de un solo movimiento para liberarse.

Rajnik se enfrentó a las sombras. El recuerdo se detuvo, la ilusión tembló una vez que recordó la realidad. No estaba atrapada en esa pesadilla, se encontraba tirada sobre la arena. Sus dedos se hundieron en el polvo dorado y cogió un puñado en su pequeño puño.

Una mano estaba contra su frente. Ella la golpeó fuera. El recuerdo se rompió ante sus ojos, el cielo nocturno la recibió junto con la sombra de un hombre sobre ella. Rajnik arrojó arena a su rostro, el búho siseó y retrocedió. Fue suficiente para deslizarse fuera.

Rodó en la arena. Se levantó de un salto y comenzó a correr. Y luego tomó la decisión más sabia que una niña de su edad podía tomar.

—¡Mamá! —gritó con todas sus fuerzas—. ¡Mami!

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