Feliz sábado, zorritos!
Lamento que haya pasado tanto tiempo desde la última actualización, pero en el medio estuve de viaje por Corea y Japón, intentando sanar mi mente y espíritu, y en busca de muchas mas historias que contar.
Espero acabar esta historia antes que esta acabe conmigo.
Xoxo,
Sofi
***
—¿Por qué cazas? —Rajnik había estado contemplando la anaranjada puesta de sol, su rostro vacío—. Me estás pidiendo que abandone mi pueblo, mi gente. Seguirte a una ciudad extraña que no me gustará, no me aceptará. Donde tendré que vivir bajo las órdenes de otros, respirar y vivir para la batalla. Arriesgar mi vida cada día sin más rol que el de una asesina. Entonces ¿por qué hacerlo? ¿Por qué lo haces?
—Tú eres el Guerrero de las Arenas.
Casi había pasado una semana. Lorcan se sentía mejor que nunca en medio del desierto, sano y fuerte. Ni siquiera había sospechado que algo así fuera posible. Sin embargo, bajo el cuidado de Rajnik, la vida allí no parecía terrible. Su pequeño pueblo estaba sorprendentemente tranquilo, como si contuviera la respiración antes del anochecer. Zumbaría con energía temprano en la mañana y explotaría con ruidos durante la noche. Pero entretanto, el pueblo descansaría.
Había sido un fortuito encuentro. Ella era el tipo de persona que uno nunca olvidaría. Con trazos de pintura roja sobre su rostro y sus brazos llenos de brazaletes de oro, no parecía una guerrera en absoluto. Su vestido era demasiado fino y la tela ligera. Actuaría como una niña tonta, ocultando tan bien que tenía a toda la ciudad en su mano.
Al principio, Lorcan había pensado que era una farsa. No había manera de que una chica así pudiera estar a cargo de toda la región, la razón detrás de ningún ataque de salvajes. Ella se jactaba de su puntería, desafiando a otros a intentar escapar de sus balas e incluso quejándose ante la falta de desafío. Y al principio, a Lorcan le había resultado insoportable. Todavía lo era.
Aun así, todo lo que había hecho falta había sido unirse a ella una noche en el desierto para que él creyera lo contrario. Un hombre había denunciado a un anhelante no muy lejos, y Lorcan había seguido a Rajnik en esa misión. Ni siquiera había tenido la oportunidad de ver al monstruo entre las dunas. Ella había disparado. Lo siguiente que Lorcan supo fue que habían encontrado un cadáver entre algunos huesos humanos. Anhelante. Dos balas en la cabeza.
Rajnik rió con tristeza. Una chica tan delgada e ingenua no podía ser tan letal. Pero ya no lo dudaba. Había visto el potencial esa noche y no había dudado en pedirle que se uniera a la Hermandad una vez que hubiera sido lo suficientemente seguro como para regresar. Estaban en la azotea. Cada día, ella subiría allí, como un ojo eterno y atento sobre su pueblo.
—¿Y? Es solo una vaga interpretación de tu parte. Guerrero... ¿Sabes siquiera lo que significa? Lucho por mi gente. Por sus sueños, esperanza y amor. No busco muerte ni sangre.
—¿Y crees que eso es diferente de lo que hago? —Lorcan la miró, pero Rajnik estaba demasiada perdida en el horizonte.
—Tus peleas son físicas. Ese no es mi estilo.
—Yo también lucho por mi gente. Por todo el continente. Viajo día y noche a cualquier lugar donde me necesiten solo para asegurarme de que todos tengan la oportunidad de sentirse seguros y vivir. Tienes un don —Lorcan intentó mantener el tono, pero por primera vez en años, su sangre ardía con algo más que malos sentimientos—. ¿Tienes alguna idea de a cuántos podrías salvar? ¿A cuántos realmente podrías ayudar?
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Sand & Stars
Fantasy¿Reconocerías a un monstruo antes de transformarte en uno? Cuando la oportunidad de una nueva vida en el Oeste se presenta, Nikka Mall no duda en tomarla junto a su mejor amigo. ¿Por qué no? Ambos son jóvenes, ansiosos por nuevas aventuras y riqueza...