Los días la estaban enloqueciendo. Cada momento, la sospecha solo se hacía más grande. Nikka no estaba segura de qué era peor, si los peligros inminentes fuera de la Hermandad o dentro. Solo podía imaginar por qué el Búho anterior había sido asesinado. Los secretos eran peligrosos y la gente era capaz de cualquier cosa con tal de guardarlos.
Intentó, no por primera vez, disculparse con Deliah cuando lo vio entrar a la cocina. No logró pasar de una suplicante mirada, y tal vez un poco de esperanza. Él partió tan pronto como notó que ella estaba allí, sentada en la mesa, lamentando cada segundo desde su último encuentro.
Al frente, Arel rio. Había regresado con una nueva cicatriz en el rostro. Unos anhelantes en una ciudad del norte un poco más difíciles de lo esperado. Su compañero todavía estaba en la enfermería, no una buena señal. Fuera lo que fuera lo que estaba sucediendo, los salvajes estaban jugando inteligentemente. Y Nikka solo podía temer por el destino de la Capital, pues cada día faltaban cazadores mientras el Zorro continuaba dando discursos sobre su futura victoria.
—¿De qué me he perdido? —Arel sonrió divertido—. Debe haber sido muy malo si enfureciste al dulce Deliah.
—Nada —dijo Nikka lo más rápido posible, luego suspiró—. Tan solo... yo... yo no estaba pensando con claridad. Vi un recuerdo que él no quería compartir.
—Sea salvaje o humano, hombre o mujer, siempre se debe pedir permiso antes de tomar algo de otro. Tu naturaleza no define quién eres, sino tus acciones. No seas tonta como para mostrarle al resto que tienen razón cuando te juzgan solo por tu situación actual.
Si tan solo pudiera retroceder en el tiempo... ¿Existiría un poder similar? No, incluso los Gobernantes tenían sus límites. El pasado no podía ser cambiado, solo observado para actuar mejor en el presente. Nikka debería saberlo mejor que nadie. Después de todo, ella estaba a cargo de ello.
—Es solo que... Después de ver los recuerdos del Zorro... —las palabras faltaban.
—¿Crees que el amante es uno de nosotros? —Arel la miró con simpatía—. Sería una historia de amor memorable, ¿no crees? La gente pagaría fortunas para ver la obra en la Ópera. Pero solo debe ser eso, una historia. No algo que perseguir.
—¿No te preocupa? ¿Saber que alguien en el corazón de la Hermandad, alguien que juró proteger esta ciudad, podría ser un traidor e incluso peor? —Nikka bajó la voz.
—¿De verdad crees que amante es una palabra peor que traidor? —el cazador rio un poco—. La guerra, es simple. Sólo dos partes en desacuerdo. Pero el amor es más intenso, más crudo. No deberíamos ir tras este hombre.
—¿Por qué no? —Nikka fue cautelosa, a Arel no pareció importarle su desconfianza.
—En todo el tiempo que he sido un cazador, el único que ha estado cerca de tomar esta ciudad, no una, sino dos veces, es el Zorro —dijo con calma—. No el Coyote, quien puede deambular por donde quiera sin problema. No la Araña, quien puede manipular a la gente a voluntad. Ni siquiera el Armadillo, quien es indestructible. Pero el Zorro, aquel que llaman el más débil de ellos, aquel que dicen nunca ha probado carne humana. Dos intentos en tres años. ¿Y sabes por qué? Por amor. Porque el amante está aquí en alguna parte, y está en peligro, de los humanos y de los salvajes, mientras el Zorro no haya tomado el poder. El amor es una gran fuente de motivación.
Y una gran fuente de peligro también. Nikka sostuvo su cabeza entre sus manos. Dos años atrás, el Zorro había fracasado. Ahora, ya había recuperado Occidente y no se detendría allí.
—No lo entiendo —susurró Nikka—. Se supone que los Gobernantes son inmortales. ¿Todo esto a causa de una aventura reciente?
—¿Sabes? Mi hermano luchó en la guerra del desierto. Se enfrentó a cualquier tipo de salvajes en ese entonces, lo suficientemente afortunado como para no ser asesinado. Una vez me dijo: los Gobernantes son algo, no alguien —Arel miró su mano—. Deberías saber esto mejor que yo.
ESTÁS LEYENDO
Sand & Stars
Fantasy¿Reconocerías a un monstruo antes de transformarte en uno? Cuando la oportunidad de una nueva vida en el Oeste se presenta, Nikka Mall no duda en tomarla junto a su mejor amigo. ¿Por qué no? Ambos son jóvenes, ansiosos por nuevas aventuras y riqueza...