Capítulo 20

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Feliz viernes, zorritos!

Con el caos que es mi vida actual, siempre siento cierta paz y felicidad cuando llega el momento de actualizar, sobre todo ahora que he podido retomar una rutina semanal. Creo que en serio no me había dado cuenta de lo mal que mi trabajo me tenía hasta que lo dejé. Admito que me estoy aburriendo un poco mientras busco otra cosa que hacer, pero al menos, en el mientras tanto, mi cuerpo y mi alma se han curado bastante. Puedo respirar de nuevo con normalidad, y encontrar tiempo para actualizar. Escribir temo que agoté mi energía creativa hace unos días escribiendo 6 caps de un tirón, espero recuperarla pronto.

¿Quién es su narrador favorito de momento?

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final!

Xoxo,

Sofi

***

Estaba en problemas. De hecho, estaba en demasiados problemas. Aun así, a Rajnik no le importaba. El Comandante estaba gritando, algunos cazadores también la acusaban de insubordinación e imprudencia. El pájaro estaba de regreso sin un solo rasguño, no veía lo malo en lo que había hecho. Solo había querido confirmar sus sospechas. Y su Dios, la situación era mala.

La Hermandad podría separarse de nuevo y a Rajnik no le importaría. Esa ciudad no era su hogar y nunca la aceptaría como una de los suyos. Pero al ver la herida de Reif... Ella supo, en el instante en que vio al cazador herido, que el peligro estaba respirando en su nuca.

Demasiados años en la naturaleza le habían enseñado a diferenciar un corte limpio de una extremidad simplemente arrancada. Lo segundo era más difícil de coser, normalmente letal. Reif no se había despertado desde entonces y Rajnik no creía que lo hiciera. Un cazador menos... Uno más cerca del que le importaba. No había sido más que un saludo de parte del Coyote.

Él podía entrar en la Capital, deambular como si la ciudad le perteneciera, arrancarle el brazo a un cazador en medio del mercado en pleno día como tentempié para más tarde, y salirse con la suya. Debía ser detenido.

Sentada en medio de la oficina del Comandante, con todos gritándole, no podía prestar menos atención. Sentía como si Nikka hubiera encontrado demasiada información y ninguna al mismo tiempo. El Cuervo también estaba en la ciudad. El Zorro...

Al menos dos Gobernantes y dos Vasijas. Las matemáticas no eran divertidas cuando los resultados no estaban a su favor. Podía enfrentarse a una Vasija, un Gobernante era una misión suicida. Entonces, ¿por qué estaba considerando ir tras el objetivo más grande? La respuesta fue simple, cuatro estúpidas letras que nunca deberían juntarse.

¿Era realmente tan malo lo que había hecho? ¿Recopilar información cuando otros habían estado perdiendo el tiempo por un camarada herido? ¿Dejar que una niña asustada soñara con ser útil? Nikka no era prisionera y Rajnik nunca había dudado a la hora de hacer lo necesario para sobrevivir.

La vida la había obligado a hacerlo.

—Necesito un poco de aire —Rajnik apartó su silla.

El Comandante le ordenó que se quedara, otros cazadores también le gritaron. Rajnik los ignoró y salió de todos modos. Estaban siendo demasiado ruidosos, su cabeza zumbando con acusaciones inútiles. Un Gobernante era un problema mayor que una niña inocente jugando con su nuevo poder.

La puerta se abrió detrás, los pasos la siguieron. Se volvió y suspiró ante el familiar rostro. No tuvo tiempo de echarlo y señalar lo inútil que sería si el Comandante lo había enviado a hablar con ella, Lorcan la cogió del hombro y la empujó a la habitación más cercana.

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