Feliz sábado, zorritos!
Me encantaría poder explicarles la locura que fue mi viernes, pero no me creerían y no creo que pueda difundir esa información. Pero hey, que al menos mi vida nunca es aburrida y novio por suerte ya aceptó lo que conlleva convivir conmigo. Solo puedo pedirles buenos deseos para que todo salga bien.
Como siempre, no se olviden de votar y comentar el cap al final! Estoy haciendo un gran esfuerzo contra mi TOC para actualizar ahora y no esperar a otro viernes.
Xoxo,
Sofi
***
Todo era un desastre.
Nikka no había dormido en los últimos dos días desde que el Zorro irrumpió, y parecía que los cazadores tampoco. Simplemente no podía. Incluso después de que Deliah convenciera a sus guardias de que la dejaran sola en el pequeño dormitorio y vigilaran solo la puerta, su preciosa privacidad de regreso, no podía. El Zorro había entrado. La lavandula no lo había detenido.
Debería ser imposible. Aun así, la otra opción no era mejor. Ninguna lo era. Aceptar que el Zorro podía entrar en la Hermandad cuando quisiera, o lidiar con un traidor interno que escribió el letrero en su nombre. Nikka no estaba segura de qué prefería, si temer a un Gobernante o tratar a diario con un falso aliado.
La falta de sueño no ayudaba a la paranoia. ¿Adónde ir cuando ni siquiera la Hermandad era segura? ¿Qué hacer? ¿En quién confiar? Cal seguía acosándola, murmurando detrás de su cabeza todo el día sobre traición y muerte, sobre cómo ella vivía y cómo él había muerto, sobre su sangre y naturaleza ahora malditas. ¿Tan terrible era seguir respirando? ¿Realmente resultaba tan despreciable como un salvaje?
Morir como humano o vivir como monstruo. Cualquier cosa que ella eligiera, sería un juego perdido.
Los cazadores tampoco la estaban pasando bien. El Comandante los había interrogado, uno por uno, incluso obligado a Nikka a revisar sus recuerdos de esa noche solo para asegurarse de que no estuvieran mintiendo hasta que ella se había desmayado y hasta Rajnik se había quejado en su nombre. El Comandante la había amenazado con un castigo y Rajnik había permanecido en silencio.
Al menos seis cazadores habían estado despiertos esa noche, y ninguno de ellos había visto ni oído nada. Nikka había presenciado sus interrogatorios, equipo por equipo, viéndolos tratar de defenderse mientras el Comandante despotricaba contra ellos. Mientras el hombre la obligaba a revisar sus recuerdos en busca del inencontrable traidor.
Ella había sugerido en una ocasión que tal vez todos fueran inocentes, casi había perdido la cabeza entonces. No había sido agradable, y no había sido fácil. A la gente no le gustaba que otros jugaran con sus cabezas, revisando sus pensamientos y recuerdos privados. Incluso Lorcan, con todo su entrenamiento diario, y Rajnik. Ellos habían tenido lo peor.
Tan pronto como el Comandante supo que habían estado bebiendo, gritó cualquier cosa menos algo agradable. Irresponsables. Inconscientes. Traidores. Aun cuando habían jurado estar sobrios, incluso después de que Nikka lo confirmara a través de sus recuerdos, el Comandante no había cedido. El deber era el deber, había dicho. Y los había amenazado con severos castigos. Fue entonces cuando todo había ido cuesta abajo.
Rajnik fue la primera en acusarse a sí misma de haber traído el alcohol, solo para que Lorcan se acusara a sí mismo de pedírselo, solo para que ella dijera que estaba mintiendo y ella lo había convencido, para que él dijera que él había bebido más... Había sido una interminable historia de cada uno buscando la mayor parte del castigo solo para salvar al otro. El Comandante no había aceptado nada de eso. Así que había sentenciado la solución más dura: cualquier cosa que cada uno hiciera o dijera, el otro sería castigado en su lugar.

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Sand & Stars
Fantasy¿Reconocerías a un monstruo antes de transformarte en uno? Cuando la oportunidad de una nueva vida en el Oeste se presenta, Nikka Mall no duda en tomarla junto a su mejor amigo. ¿Por qué no? Ambos son jóvenes, ansiosos por nuevas aventuras y riqueza...