Capítulo 3

620 126 47
                                    

Buen viernes, zorritos!

Siento que estoy experimentando mucho con esta historia, y eso me aterra tanto como me emociona. Temo que tras todo lo que dejé creando ELDM he logrado algo tan increíble que ahora me quita el sueño pensar que nunca volveré a estar a la altura. Pero eso es algo que no sabré mientras no escriba y hasta que no termine esto. 

Odio los comienzo, sobre todo cuando son 100% nuevos y no había nada antes. Nuevos escenarios, nuevos personajes, nuevos trasfondos. Me atrevería a decir que esta es la historia más ambiciosa que alguna vez imaginé, y llevo años queriendo plasmarla en letras sin nunca haberme atrevido, por lo que espero que esta vez en serio salga bien. En serio amo a estos personajes, y espero ustedes logren encontrar también un espacio en sus corazones para ellos.

Sin nada más que agregar, los dejo con el cap. Como siempre, no se olviden de comentar y votar al final!

Xoxo,

Sofi

***

Nikka se torció el tobillo.

Estaba corriendo por su vida y se torció el tobillo. Mordió su labio para evitar gritar. La sangre llenó su boca en un instante. Cal ni siquiera preguntó. Él la levantó y cargó sobre su hombro.

Ella hubiera preferido hacer todo lo posible para esconderse, porque desde su nueva posición veía el horror que estaban dejando atrás. Escuchaba los gritos y la matanza. Su sangre se congeló enseguida, sus miembros se volvieron pesados. Ni siquiera podía parpadear, tan horrorizada como para moverse.

No veía al enemigo. Algo estaba persiguiendo a la tripulación. Uno tras otro, los hombres caían muertos con salvajes cortes en el cuello o el pecho. Un alto rango tomó un rifle. Empezó a disparar a la nada, el enemigo demasiado veloz para siquiera ser una sombra. Un latido y estaba muerto en el suelo.

Uno por uno estaban cayendo ante esta fuerza invisible. Uno por uno, fueron asesinados. ¿Cómo enfrentarse a un enemigo así? ¿Cómo intentarlo? Otro tomó un cuchillo, muerto también en un abrir y cerrar de ojos.

Nikka sintió que estaba viendo una obra desde un asiento barato. Demasiado lejos para distinguir algo, demasiado cerca para saber la verdad. Algunas gotas cayeron en su rostro y ella se preguntó cuándo había empezado a llover antes de tocar su mejilla y sentirla pegajosa. Las yemas de sus dedos estaban rojas.

Jadeó.

Cal la hizo callar.

¿Acaso él no entendía? ¡Estaban condenados! Pero Cal siguió intentándolo, corriendo más. Era optimista, incluso asustado. Ella era realista.

¿Sabría la Capital siquiera sobre su fin? ¿Le importaría a alguien?

No era justo. Lágrimas llenaron sus ojos. No se suponía que fuera así. Deberían estar llegando a la estación, cálidos y a gusto, listos para comenzar una nueva vida en el Oeste. Deberían estar haciendo planes sobre el futuro y riéndose de bromas tontas. Deberían estar a salvo.

Cal tropezó. Ambos cayeron.

Nikka rodó todo el camino hasta que su cabeza se estrelló contra una roca. El mundo osciló, su visión teñida de rojo. Fue solo por un segundo, pero se preguntó si la muerte tendría piedad y la llevaría de esa manera.

No lo hizo.

El aire no llegaba del todo hasta sus pulmones. Jadeó, desesperada por entender su realidad. Algo pegajoso estaba manchando su cabeza. Su cuerpo tampoco respondía. ¿Ese era el final? Tan humillante, tan patético...

Sand & StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora