Capítulo 28

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Feliz viernes, zorritos!

Lo siento por la ausencia, pero he tenido dos semanas atareadas con mi familia. Espero no se vuelva a repetir. Por cierto, para quienes me siguen en instagram, seguro habrán visto una novedad estos dias. Alguien dijo merch? Amo, luego de meses, finalmente poder anunciar, que gracias a la marca Alteritat (@Alteritat.oficialen instagram) mis historias tendrán un poco más de vida y en sus manos! Y si creen que las pocas prendas que han revelado hasta el momento son increíbles, esperen a ver todo lo que demás en lo que hemos trabajado para ustedes.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar el cap al final!

Xoxo,

Sofi 

***

La joven estaba muriendo. Y luego ya no. De nuevo. No era algo a lo que Lorcan se acostumbraría jamás. No importaba cuántas veces viera el mismo escenario, su primer instinto siempre sería preocuparse por una herida fatal. Rajnik se mantuvo tranquila, tan acostumbrada a tratar con las víctimas. Ella presionó la zona lo suficiente para detener la hemorragia, y al fin pudieron llevar a la joven de regreso a la Hermandad.

Los eventos que siguieron no fueron agradables. El Comandante enfureció, acusaciones cruzadas fueron lanzadas y Lorcan solo pudo presenciar todo el caos a un lado. Nikka no debería haber salido, pero no podía encontrar una razón para estar enfadado con ella. La cría tenía suerte de haber sobrevivido.

O tal vez, no era lo suficientemente afortunada. Permanecía en un rincón de la torre circular, cubierta con una manta y aun temblando por la experiencia cercana a la muerte. Aun así, algo era diferente en su mirada, algo estaba roto en sus ojos. Una desconfianza y condena que no habían estado allí antes.

Una consecuencia más de la situación actual. La guerra siempre robaba la inocencia de los más jóvenes. También la esperanza. Y él quería convencerla de lo contrario, pero no era el momento, ni el lugar, para tener ese tipo de conversación.

—Luces demasiado preocupado para haberte enfrentado a una Vasija y haber salido sin herida grave —Rajnik se detuvo junto a él. Ella se puso de puntillas, fingiendo analizar más profundamente su rostro, y entonces sonrió—. Mírate, solo algunos moretones y rasguños. Aun sirves para esto.

—Da la casualidad de que tengo una muy buena tiradora cubriendo mis espaldas.

—Lo sé, pero me estoy esforzando por no tomar el crédito cada vez. No puedo ser siempre la mejor de ambos.

Ella estaba especialmente alegre, solo una de sus muchas formas de ocultar que probablemente él la había herido en el bar. Tampoco era algo en lo que quisiera pensar. La victoria siempre sabía dulce a su lado, incluso si el Cuervo había escapado. Sobrevivir era suficiente.

Lorcan había temido que no sería lo mismo, luchar junto a Rajnik, después de todo lo sucedido en el medio. Estrellas, incluso había temido que no confiaría en ella y se había cuestionado cada vez que lo había hecho antes. Aun así, ni siquiera había dudado. Solo se había concentrado en atacar, porque una parte de él sabía que ella siempre estaría allí para protegerlo. Esa pequeña cosa malvada, todavía intentando descubrir una verdad que no quería conocer.

—Gracias —dijo Lorcan y toda expresión desapareció del rostro de Rajnik. Él asintió hacia Nikka—. ¿Qué crees que le sucedió?

—Mala noche. Todos tuvimos una alguna vez.

—El silencio nunca es una buena señal.

—Ah, ella puede sanar rápido ahora. Pero eso no elimina el dolor —respondió Rajnik a la ligera—. Confía en mí. Misma situación, misma herida.

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