Capítulo Dieciocho

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Con su mundo agitandose a su alrededor y la sensación de tener un montón de algodón dentro de su boca y oídos, Zayn se impulsó fuera de la cama y sacudió la cabeza, intentando deshacerse de la pesadez de la enfermedad. Se sentía adormilado aun, su piel estaba sudada y pegajosa, eso sin contar con que olía como si Lady se hubiese acostado en su cama luego de revolcarse en el lodo mojado... de nuevo.

Una nariz fría se recostó contra su pierna y automaticamente extendió la mano, tocando el aspero pelaje pálido de su mascota.

—Estoy bien, Lady —susurró, su garganta se resintió ante el esfuerzo que supuso pronunciar esas palabras, logrando que hiciera una mueca adolorida.

Con un pequeño empujón, Lady cedió y apartó de su camino, dandole espacio para intentar ponerse de pie. Lo intentó varias veces, cayendo sobre la cama en cada intento gracias a lo mareado que se sentía. Pero no había llegado hasta donde estaba por renunciar con facilidad, era lo suficientemente terco para obligarse a ponerse de pie y aferrarse a uno de los postes de la cama para mantenerse erguido.

Arrastrando los pies, se dirigió al baño y encendió la ducha, arrancandose la camiseta y la ropa interior con un poco de trabajo antes de meterse bajo el agua. El agua caliente corrió por su espalda, aflojando los musculos adoloridos y llevandose el sudor con ella, mientras que el vapor que inundaba el baño ayudó a liberar sus vias respiratorias. Su garganta siguió igual de mal, pero al menos podía pensar con claridad ya.

Sin querer sofocarse con el vapor, se dio un rápido baño para quitarse el mal olor y sudor adherido a su piel, intentando ser rápido y eficiente al mismo tiempo. Su piel, sensible por la fiebre continua, se resintió cuando pasó la toalla con brusquedad mientras el reflejo en el espejo le devolvía una mirada miserable. Odiaba enfermar así, los resfrios habían sido parte de su vida desde que era un niño, aún así, nunca se había acostumbrado completamente a la fiebre y malestares que venían con ella.

Seco y sintiendose mejor, se metió dentro de unos sueltos pantalones de pijama, sin molestarse en la ropa interior, y cambió las sabanas sudadas de la cama, arrojandose sobre la superficie una vez que todo estuvo en su lugar. Odiaba tener que acostarse en lugares desordenados o sucios.

Escuchó las uñas de Lady sobre la madera del suelo cuando se acercó para poder acostarse sobre la alfombra, a un lado de su cama, pero aún así, no levantó la mirada de la almohada hasta que su aliento se normalizó, o al menos lo más normal que se podía siendo que aún se sentía enfermo. Sobre la mesa de noche, luego de que apoyara su cabeza en la almohada, un brillo plateado llamó su atención.

El encendedor de Maw.

Tomando el cuadrado de metal con una temblorosa mano, pasó su pulgar sobre el grabado del dragón mientras los recuerdos borrosos de Liam llegando a su casa y devolviendole el objeto llegaban a su mente. No podía decir con exactitud lo que habían dicho mientras estaba con fiebre, ni siquiera recordaba si habían hablado algo, pero si tenía breves recuerdos del castaño a un lado de su cama y abrazandolo, diciendo cosas dulces en su oido.

Agudizando su oido lo más que pudo, intentó escuchar por otro sonido en la casa, pero solo es suave ronquido ocasional de Lady rompia el silencio. Seguramente, Liam se había marchado en la mañana, cuando la fiebre desapareció.

No importa -se dijo a si mismo- Ya no importa.

Recostandose en la almohada, palmeo su lado mientras murmuraba—. Arriba, Lady, sube aquí conmigo. —sin que tuviese que decirselo dos veces, la misma trepó en la cama y se recostó a su lado, quedandose totalmente quieta cuando Zayn decidió usar su cuello de almohada—. Después de todo, tu eres la única que se queda a mi lado.

¿Ahora me ves? |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora