Capítulo Veintidos

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—No sé que debo hacer ahora, Alex. Cada vez que intento hacer las cosas bien, solo empeoro la situación, todo lo que hago parece ser lo incorrecto y a cada palabra que pronuncio, el odio de tu hermano hacia mi solo aumenta. ¿Que diablos debo hacer para que las cosas vuelvan a ser como eran antes? ¿Como vuelvo el tiempo atrás y evito que todo esto suceda?

Sentandose en la pequeña mesa de café frente al deshecho sofá de su hermano, Alex miró directamente a Liam y le dedicó una sonrisa simpatica—. Me gustaría poder darte la respuesta, pero es imposible volver atrás. Las cosas sucedieron como lo hicieron, no puedes cambiarlas, solo actuar de acuerdo a ellas e intentar hacer todo mejor ahora.

—¿Que se supone que es correcto cuando se trata de Zayn? —susurró, la confusión pintando su rostro—. Él marcó un punto antes de irse, me abrió los ojos a una realidad que he estado negando desde que llegué aquí y todo esto comenzó.

—¿De que hablas?

El castaño se veía destrozado mientras admitía:— Yo no conozco a Zayn. Él ya no es un niño, no me necesita para abrazarlo en la noche y espantar los monstruos que se esconden bajo su cama, ni tampoco para contarme sus secretos al oido esperando que le de consejos, ni... —sacudió la cabeza con suavidad, intentando desaparecer la humedad de sus ojos—. No es el adolescente tierno que me besó en ese puente, Alex, es un hombre ahora, uno muy herido por mi culpa y yo... yo no sé que debo hacer, ¿que se supone que debo hacer?

—Creo que estas haciendo la pregunta equivocada —señaló con voz suave—. ¿Por que mejor no te preguntas: que es lo que tú quieres hacer?

—¿A que te refieres?

—¿Que quieres, Liam? —preguntó sin vueltas—. ¿Estas buscando tener la misma relación de hermanos que tuviste con Zayn hace seis años? ¿O buscas algo más?

Liam dudó, mordisqueandose la uña mientras pensaba en ello con cuidado—. No lo sé, Alex.

—¿Que es lo que no sabes?

—Hace seis años, era un niño, un bebé... mi bebé —sonrió a medias ante sus propias palabras antes de suspirar—. Ahora...

—Ahora es un hombre. —completó por él.

Liam asintió—. Un hombre hermoso.

Los ojos del moreno se estrecharon sobre él—. Y uno que se parece muchisimo a mi cuando tenía su edad.

—¿Estas buscando halagos?

—No, por supuesto que no, pero hay cosas que no pueden negarse, Liam, y la genetica es una de ellas. Zayn es muy parecido a mi cuando tenía su edad, es mi hermanito después de todo.

El castaño bufó—. Él es parecido, pero tiene más cosas diferentes de las que crees.

—¿Ah si? ¿Como cuales?

—Bueno, en primer lugar, sus ojos son más claros. Los tuyos son de un marrón casi negro, mientras que Zayn tiene los ojos de un color ámbar que los vuelve impresionantes cuando la luz del sol les da directamente, volviendolos de un tono entre marrón y naranja que no recuerdo haber visto en nadie antes.

—Si, lo sé, recuerdo como todo el mundo siempre quedaba fascinado con sus ojos cuando era un bebé.

Liam sonrió—. Eso es porque era precioso, aún cuando miraba ceñudo a todo aquel que apretara sus mejillas o se negara a sonreirle a las amigas de su abuela cuando venian de visita. —suspiró—. La forma en que sonrie, no lo hace mucho pero cuando algo realmente lo hace feliz o lo divierte, se nota en cada centimetro de su rostro, se ilumina.

¿Ahora me ves? |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora