Capítulo Treinta y Ocho

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Saliendo del baño, Zayn secó su cabello lo mejor que pudo con una toalla antes de acercarse al closet en busca de ropa. Había dormido un par de horas antes de finalmente ceder al impulso de volver a ducharse para quitarse el olor a sexo y sudor. Se sentía como si no tuviese huesos, su cuerpo concordaba con su estado animico y lo tiraba abajo, logrando que solo quisiera arrojarse en la cama y dormir todo el día.

Pero la razón era más fuerte que sus impulsos, él tenía un hijo el cual necesitaba sus cuidados. Y como primera medida, debía ir por él al colegio y poner su mejor expresión para evitar que se viera herido por su estupidez. Su niño no tenía la culpa de que él hubiese caido nuevamente en la misma trampa, él no debía salir afectado por ello.

Jalando unos pantalones rasgados grises y un sueter negro básico, se metió en ellos antes de buscar por la habitación por su telefono. Su mirada fue directa a las sabanas arrugadas sobre su cama, sus dedos estaban enredados en ellas y jalandolas fuera antes de que se diera cuenta. Quitando las fundas de las almohadas, hizo un bollo con todo y lo arrojó en el canasto de la ropa sucia. Se encargaría de ponerlas a lavar luego, hizo la cama con rápidez nuevamente con sabanas limpias y se calzó, encontrando su celular sobre la mesa de noche, justo al lado de la nota que Liam había dejado.

El papel se sintió más aspero y sin vida cuando lo tomó y abrió la nota, la letra pulcra y prolija de Liam le devolvió la mirada en tinta azul:

"El auto de Alex se averió, lo llevaré al taller.

Me iré a trabajar desde allí y no creo que llegue a cenar. Lo siento, cariño. Te veo en la mañana.

-Oso."

Un bufido escapó de sus labios y si sus ojos ardieron por las lagrimas retenidas, el fuerte refregar de sus dedos sobre ellos detuvo la sensación. Doblando la nota por la mitad nuevamente, la dejó donde estaba antes de meter su celular en el bolsillo de sus jeans. Iba tarde a recoger a Max, no tenía tiempo para esta mierda.

Tomando su billetera de camino, la guardó junto a su telefono antes de tomar una chaqueta para él y otra para Max. Sus dedos se detuvieron sobre las llaves de su motocicleta, dudando sobre ellas antes de finalmente suspirar y tomar las que estaban a su lado. Había conseguido una camioneta familiar con un conocido, se la había vendido a mitad de precio por el desgaste que ya tenía y Zayn había usado sus ahorros para comprarla. Estaba bastante nueva y se enorgullecia de su compra, estaba deseando enseñarsela a Liam, ahora... seguro Max estaría contento por ello.

—¡Lady! —llamó, sonriendo cuando el enorme animal corrió en su dirección, golpeando todo a su paso. Rascó detrás de sus orejas, riendo cuando un sonido satisfecho salió del canino—. ¿Quieres ir a buscar a Max conmigo, nena? ¿Mmm? ¿Vamos?

Ella ladró contenta, lo que tomó como una respuesta afirmativa. Abriendo la puerta, la dejó salir antes de hacerlo él. Había paseado a Lady muchas veces en su auto, por lo que no le costó convencerla de subirse en la parte trasera y quedarse quieta allí mientras encendía la camioneta y la sacaba de la cochera.

Llegó justo a tiempo para la salida, su intento de fingir una sonrisa se quebró una verdadera expresión de felicidad al vista de su hijo corriendo hacia él con pura alegría decorando sus bonitos rasgos. Agachandose, Zayn lo recibió en sus brazos con facilidad, su corazón un poco más liviano ahora.

—¡Papi, te hice una flor! —el pequeño se alejó, enseñandole una flor de papel violeta entre sus dedos—. La hice para ti.

—Es hermosa, cariño.

¿Ahora me ves? |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora