Capítulo Veintitres

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Dos semanas después...

Abrochando su cinturón de seguridad, Liam detuvo el movimiento de su mano para encender el motor y en su lugar, miró hacia donde Zayn se encontraba, acomodado en el asiento del acompañante con la mirada perdida al otro lado del cristal de la ventanilla. Tenía un brillo ausente en sus ojos que a veces llegaba a preocupar bastante a Liam, aún cuando sabía que era normal la gama de emociones que el moreno estaba experimentando. Después de todo, él finalmente estaba enfrentando el duelo de su novio y era totalmente coherente que miles de cosas lo abrumaran al mismo tiempo y causaran esas miradas perdidas que aparencian de vez en cuando.

Luego de que Liam se hubiese quedado a un lado del moreno cuando este estuvo enfermo, ambos finalmente recuperaron una muy pequeña parte de la relación que habían tenido seis años atrás. Ahora, Zayn finalmente hablaba con él sin querer lanzarse a su cuello, aunque no era mucho progreso a su parecer era lo suficiente. Liam no planeaba moverse a ningún lugar, así que la paciencia seria su fiel amiga a partir de ese momento.

Zayn necesitaba un amigo ahora, no alguien intentando meterse en sus pantalones, y Liam estaba más que encantado de tomar ese lugar momentaneamente. Eso no quería decir que deseaba quedarse en ese lugar, él quería más, pero sabía que debía esperar.

Además, el lugar de amigo le daba el lujo de poder extender la mano y pasar sus dedos con suavidad a través de la mejilla del moreno, sintiendo la suave barba picando su piel—. ¿Sucede algo, mi niño?

Las espesas pestañas del moreno aletearon cuando pareció romper el ensueño en que se encontraba para voltear a mirarlo—. ¿Mm?

—Tienes una carita muy triste en este momento, ¿que esta pasando por tu mente que te tiene así?

—Solo... no sé, cosas.

Tomó su barbilla con cuidado, girando su mirada hacia él cuando el moreno volteo su vista al exterior nuevamente—. Habla conmigo.

Negando con suavidad, se soltó de su agarre—. Dejalo ir, Liam.

—No puedo dejarlo ir cuando lo que sea que esta en tu cabeza logra que esa expresión aparezca en tu rostro.

—No puedes evitar mis pensamientos.

—No —aceptó—. Pero puedo ayudarte a entenderlos y superarlos para que no te entristezcan.

Un suave brillo de lágrimas humedecía las orbes marrones cuando lo miraron directamente—. A menos que puedas decirme como revivir a una persona, no creo que puedas hacer algo por mi y mis pensamientos.

Liam suspiró—. ¿Es sobre Maw, no?

Asintió con renuencia.

—Zayn, cariño, debes dejar de culparte por lo que sucedio, tu no tuviste la culpa de nada.

—Dejalo, por favor, solo dejalo. —rogó, parpadeando con rápidez mientras volteaba nuevamente la mirada al exterior.

Soltando un sonido de rendición, el castaño giró la llave y encendió el auto, deteniendose un momento antes de sacarlo de la cochera para decir:— Una persona, una vez me dijo que todos llegamos al mundo con un proposito. Hay personas que vienen a aprender y otras que llegan solo para cumplir una meta, las primeras, suelen obtener su aprendizaje de los años que vivan —se detuvo—. Las otras, tienden a marchar luego de haber cumplido con la razón por la que llegaron.

Zayn lo miró—. A Maw le dispararon, Liam, no fue se porque... a él se lo llevaron.

—Bueno, según esa creencia, no importan las circunstancias en que se marchan, porque el camino es el mismo —explicó—. La muerte es una sola, cariño, y si llega es porque tu tiempo terminó y tu meta o aprendizaje esta finalizado.

—¿Crees que Maw aprendió todo lo que debía aprender?

Sonrió a medias—. Creo que él tenía una meta.

—¿Uhm?

—A veces, solo llegamos para poder sentir lo que es el amor —dijo con suavidad—. Él te amó y tu lo amaste, Zayn, ¿quién dice que esa no fue la razón por la que vino al mundo en un primer lugar?

El moreno no respondió, pero Liam tampoco esperaba una respuesta por lo que solo sacó el auto del camino y lo dirigió a la carretera. Había pasado a buscar a Zayn a su casa para ir juntos al festival navideño que la guarderia de las mellizas festejaba, al cual ambos estaban llegando tarde gracias a la charla, pero aún así el ambiente se sentía un poco más tranquilo mientras se acercaban al edificio educativo.

Estacionando, Liam arrojó una mirada al menor—. ¿Estas mejor?

Limpiando los restos de humedad de sus ojos, Zayn asintió en respuesta. Dedicandole una última mirada preocupada, Liam bajó del vehiculo y lo esperó al otro lado del capó, pasando un brazo a su alrededor cuando estuvieron lado a lado.

Según el folleto de invitación, el festival consistía en un obra de teatro protagonizada por los pequeños, así que Liam no debió sorprenderse cuando dos pequeñas duendes con sus gorritos verdes en punta y cascabeles en los tobillos, corrieron en dirección a ellos cuando llegaban a las puertas y saltaron a los brazos abiertos de Zayn.

—¡Tio Zay! ¡Tio Zay! —el dúo de voces emocionadas se apagó un poco cuando el susodicho las apretó entre sus brazos.

—Pero si son dos pequeñas duendes —besó el cabello de ambas con una sonrisa que tranquilizó a Liam, esa era una expresión genuina que solo las pequeñas podían lograr—. Estan preciosas, princesas, ¿ayudaran a Santa Claus a hacer obsequios?

El cascabel que prendía de la punta de sus gorritas se sacudió cuando asintieron al mismo tiempo, comenzando a parlotear sobre la cantidad de cosas que construirían. La sonrisa del moreno no vaciló mientras asentía hacia ellas, escuchandolas con atención. Ese era un gran contraste con el chico triste que había sido cinco minutos atrás, logrando que Liam se preguntara como podia lograr que esa expresión de real felicidad permaneciera en el rostro del moreno todo el tiempo. 

¿Ahora me ves? |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora