Eufórica tomo del brazo a Xion y lo arrastró hacia la primera atracción que veo.-Vamos a esa-señalo con entusiasmo la montaña rusa.
A lo que el niega espantado.
-Ni loco.
-Venga no te pongas así, me prometiste que hoy harías todo lo que yo quisiera.
-Se lo que dije Miranda, pero esa atracción y yo no nos llevamos precisamente bien.
Niego con diversión.
-Es solo una montaña rusa.
Se deja caer sobre un banco cercano a nosotros.
-Ni rusa, ni gringa, no me montaré.
-Ooh el maravilloso profesor Walker tiene miedo a montarse- Me burlo-. ¡que sorpresa!
-Ve tu.
Al ver que mi nivel de convencimiento a tocado suelo con él, dejo caer los hombros resignada.
-Esta bien Xion, no vengas.
Me encamino con enfado hacia la fila.
¿Para que me invita a un parque de diversiones sino quiere acompañarme a montar?
-¿A qué se debe ese ceño fruncido?-cuestiona con una sonrisa divertida Luanda.
-Seguramente volvió a discutir con Xion-agrega Carlos llegando a sus espaldas.
-Apuesto todo a qué es así -sonríe Luigi.
-¡Chicos! -les abrazo a todos-. ¿Que hacéis aquí?
-Pues al parecer lo mismo que tú, tener una cita-comenta Luanda con picardía llevando un bocado de algodón de azúcar a su boca.
Luigi y Carlos sonríen y nos dejan solas para ir a pagar nuestros tickets.
Luanda los observa marcharse y cuando están lo suficientemente lejos se acerca para preguntar.
-¿Que sucedió está vez?
-Boberías mías-le resto importancia con un movimiento de manos.
-¿Entonces dónde está tu guardian?
Señalo con desinterés la banca de sus espaldas.
-Ahi no hay nadie.
Entrecierro los ojos y compruebo lo dicho por ella.
¿A dónde fue?
-No se a donde ha ido-admito con decepción.
-No debe de haber ido muy lejos-me anima Luanda al ver mi cara-. ¡Ves te lo he dicho ahí está!
Señala a mis espaldas, por dónde viene mi novio con dos refrescos y un algodón de azúcar en sus manos.
Cómo acto reflejo sonrío.
Ese es mi chico.
-Pequeña-llega en cortos segundos a dónde estoy tendiendome los chuches-. ¿Cómo estás Luanda?
-Todo genial Xion.
-¿Que los trae por aquí?-le cuestiona mi novio cuando se incorporan a nuestro lado Carlos y Luigi.
-Le debíamos este viaje a Luanda-contesta Luigi.
-Es que es muy persistente -Niega Carlos mientras le mira con ternura, Luigi se acerca por detrás y le suelta una nalgada.
-Y muy persuasiva.
Luanda abre la boca avergonzada con los cachetes rojos. Ahogo una carcajada en mi mano y niego.