Miranda:
Termino de cepillar mis dientes y le sonrío a mi reflejo en el espejo, recojo mi cabello en una coleta alta y vuelvo a la sala de estar donde me espera Xion sentado revisando unos papeles.
-Ya estoy lista-anuncio mientras rodeo el espacio que hay entre nosotros y me siento en sus piernas, él suelta los papeles en la mesa, rodeo mis brazos por su cuello, besándolo suavemente, sonríe.
-¿Que quieres hacer?
-No lo sé en realidad, estaba pensando en hacer algo fuera de casa.
Él hace un sonido pensativo y después asiente.
-Tengo una idea sobre un lugar que te puede encantar.
Mis ojos se iluminan.
-¿Cuál?
-Será una sorpresa.
Hago un puchero intentando persuadirlo y me de información pero no lo logro, niega mientras besa mi cuello y palmea mis muslos.
-Apresúrate para irnos cuánto antes.
-Esta bien.
Me levanto con un chillido eufórico y corro escaleras arriba saltando los peldaños uno a uno sin control. Entro a la habitación principal como alma que lleva el diablo y recojo mi ropa seca para luego colocarmela.
Tuve que esperar que mi ropa del día de ayer se secase luego de haberla lavado porque se me hacía muy extraño ponermela sucia otra vez.
Resulta muy satisfactorio pasar tiempo con tu pareja de manera espontánea, de seguro te preguntarás porque te cuento esto, te lo digo porque me encanta sentir las pequeñas muestras de afecto que Xion me da, el mínimo gesto de querer me hace sentir viva.
Tomo mi bolso y lo also dándole un breve repaso a la habitación, la cama está hecha un desastre, las sábanas huelen a sudor y a sexo, obviamente, las cambié luego de la hora de almuerzo pero volvió a suceder tiempo después, en fin, era algo que ninguno de nosotros podía evitar.
En estos momentos tengo ganas de comer algo dulce, me deslizo fuera de la habitación y camino rodeando los largos pasillos y llegando a la planta baja dónde Xion me espera ya en la entrada con las llaves en las manos y una sonrisa.
Lo miro con duda al ver ese brillo en sus ojos que adquiere cuando está en modo divertido.
-¿Que pasa?-le pregunto cuando llegó a su lado, coloca sus manos en mis hombros, levanto la cabeza y la estiro hacia atrás para poder verle mejor, es tan alto.
-Nada-muerde sus labios-¿Le tienes miedo a la velocidad?
Niego extrañada.
Él sonríe.
-Entonces esto te va a encantar.
-¿Que es?
-Ya verás.