-Dile que se aleje de nuestros territorios, que la Vroka no sé anda con tanto rodeo, tomate esto como una advertencia y a la vez una oportunidad querida, no habrá ninguna otra.
Me recorre un escalofrío.
¿La Vroka, como la organización mafiosa?
Ay madre de dios ruega por nosotros tus pecadores.
-¿Que tengo que ver yo con ese tal Enzo?-Se ríe.
-Presiento que muy pronto lo descubrirás.
-Mira-le señalo-no tengo ni idea de que va todo esto, pero me estás confundiendo con otra persona.
Se me nubla la vista, mientras me esfuerzo por mantener la calma.
-No se porque todos lo han echo, en la vida me he involucrado con una persona de ese mundo. Quizás no sé, tenga una gemela perdida por ahí, que se yo.
-¿Tu nombre es Miranda Flores?
Asiento como una autómata.
Mierda que conozcan mi identidad eso nunca es bueno.
-Entonces no me he equivocado de persona.
-Yo ah...
-Tranquila respira, te he dicho que no te haré nada, siempre cumplo con mi palabra.
-Vaya eso me deja más aliviada-respondo con sarcasmo-. Porque es muy normal que te intente secuestrar un asesino en serie y luego te digan que te querían muerta, nada más y nada menos que un integrante de una mafia, porque asumo que si estás aquí para matarme un historial muy limpio no tendrás.
Su boca forma una media sonrisa.
-Eres divertida.
-Oh vaya me alegra mucho que mis desgracias te produzcan algún tipo de risa.
Blanqueo los ojos.
-¿Te sientes bien?-pregunta dando vuelta levemente, unas gotas de sudor comienzan a recorrer mi rostro-Estas pálida.
-No-respondo sintiendo que todo se torna borroso, la cabeza me duele horrores y la herida no se cansa de palpitar, con esfuerzo levanto mi camisa para ver qué era lo que había provocado que tanta sangre escapase de mi cuerpo.
Ahogo un gemido de horror al darme cuenta como un pedazo de hoja de metal oxidado se encuentra incrustado, la mitad de este en mi cuerpo.
La visión me produce unas ganas de vomitar tremendas, es mucha sangre, nunca había tenido una herida en mi cuerpo de esa magnitud.
Probablemente esto me genere algún tipo de infección, la caída, esa fue la culpable de mi herida.
-Ya casi estamos llegando al hospital -aprieta el acelerador -Podrías mantenerte despierta hasta que lleguemos por favor.