Capítulo trece

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-¿Yo, yo que?-enarca una ceja

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-¿Yo, yo que?-enarca una ceja.

Sonrío enganchandome de sus anchos hombros.

-Viniste.

-Por supuesto, vine en cuanto ví tu mensaje-sonríe remarcando sus hoyuelos -No podía dejarte sola y menos en esta situación.

Le miro media embobada, sus oscuros ojos son comos dos posos profundos, pero de pronto cuando me miran es como ver la claridad total en sus dos cuencas, me encanta detenerme a detallarlo. Muchas veces me hago la pregunta de si todo esto que estoy viviendo es real, porque parece un sueño, uno muy bueno del que sin dudas no quiero despertar.

Cuando está molesto tensa la quijada, y cuando está celoso los hombros, cuando está incómodo o nervioso sonríe a boca cerrada, sin embargo cuando está totalmente relajado es incluso más romántico de lo normal, lo adoro.

-Gracias por venir por mi-hipo, pestañeando sonrío, creo que estoy un poco más alegre de lo normal. No lo niego.

Cuando ví que los efectos del alcohol se estaban haciendo presente en mi sistema, observé que mis amigas estaban todas borrachas perdidas en el limbo, tuve que hacer lo más coherente en ese momento, pedir ayuda, las personas borrachas cometen muchas tonterías que sin duda al día siguiente no quieren recordar, prefiero amanecer en mi cama con la conciencia limpia antes de que en cualquier otro lugar deseando que la tierra me trague.

-Tus amigas están borrachas -ahogo un hipo con mi mano, alsa sus cejas-Y al parecer tú también.

-Solo estoy alegre -me abrazo a su pecho, que cómoda estoy aquí, inspiro fuerte de su pecho, un fuerte perfume invade mis fosas nasales, me gustaría quedarme aquí así para siempre.

-¿Nos vamos ya?

Murmuro algo incoherente en señal de afirmación.

-Vamos entonces-me abraza por los hombros acercándome a su pecho.

-Espera, espera-me mareo-Faltan mis amigas.

Las había olvidado, comienzo a mirar hacia todos lados, aghh, sujeto mi cabeza por el punzante dolor, me moví muy rápido, me estoy sintiendo mal.

Las luces junto con la gran cantidad de personas no me dejan observar bien cada detalle. ¿Dónde estarán Cristina, Luanda e Isabela?

-Ellas ya están con sus novios, vamos.

-Cristina-hipo-no tiene novio.

-¿En dónde está ella?

-No sé.

-Bien, la buscaré quédate sentada aquí.

Cierro los ojos y me dejó guiar hasta fuera del bar donde se encuentra aparcado el auto, abre la puerta y me deja sentada en la puerta del copiloto, recargo la cabeza del respaldar al sentir que la cabeza me da vueltas.

Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora