Muchas horas antes:
Xion:
-Flexiona las piernas, estira el tronco si así, ahora impulsate como si estuvieras a punto de dar un paso, perfecto ahora empuja-le sujeto las manos mientras veo sus pies impulsarse lentamente siguiendo mis instrucciones.
Sonrío con fascinacion al ver la mueca de incredulidad en su rostro, es preciosa.
-Estoy patinando no me lo creo.
-Si, lo estás haciendo muy bien bebé, ahora te voy a soltar para que lo intentes tu sola-intento bromear alejándome.
-¡No no no!-me agarra alarmada del brazo-Xion ni se te ocurra soltarme.
-Esta bien, está bien no te soltaré tranquila, respira-hago movimientos de respiración, para que relaje el cuerpo, me imita apretando los labios al final-Intentalo una vez más.
La ánimo mientras veo como sus pasos poco a poco se ven más seguros hasta que al final comienza a gritar eufórica moviendo sus brazos y piernas.
-¡Mira Xion lo logré!
Aplaudo feliz por su pequeño logro, me encanta verle así, ver cómo sus mejillas se colorean de alegría y otra razón, sin duda alguna es uno de mis pasatiempos favoritos.
-Lo estás haciendo maravilloso-le halago sorprendido y a su vez contento por como ha logrado mantener la situación bajo sus manos sin inconveniente alguno.
Dezplazando mi cuerpo hacia un costado de la pista, recargo la mitad de mi peso en unas de las paredes y me centro en ver a mi ángel patinar, tal cual diosa.
-Jefe-tan pronto como escucho esa voz a mis espaldas, doy vuelta de forma brusca con el ceño fruncido con confusión que en segundos se convierte en enojo.
¿Que mierda hace él aquí?
-¿Que quieres?-le pregunto de forma brusca a Steven mi jefe de seguridad.
-Señor... Su hermano-inspiro fuertemente buscando paciencia.
Y ahora en que se metió Lucas.
-¿Que hizo ese inconsciente?
Traga anudando fuerte su corbata, Steven es un tipo grande, de metro ochenta y cinco con gran contestura muscular, pero pese a todo eso, es un hombre hábil con una gran destreza y hasta ahora a echo muy bien su trabajo, lleva más de seis años trabajando conmigo, me conoce lo suficiente como para saber que no soy un hombre muy paciente.
-El está afuera esperándolo dice que hay un asunto urgente que deben tratar.
-Les di la orden de que nunca me molestarán a menos que fuera de vida o muerte, sabes todo lo que está en juego.
-Lo sé señor, pero su hermano dice...
Lo paro levantando la mano.
-Basta de escusas, iré a hablar con ese imbécil pero como lo que me tenga que decir, no sea ni mínimamente relevante vete despidiendo de tu trabajo.