-Si tu novio no te quiere, siempre estaré aquí esperándote -Stewart hace una graciosa reverencia mientras besa mi mano con la elegancia característica que lo define como lo que es, un don Juan-Preciosa dama.
-Ay Stewart deja de ser salamero-Jessi su hermana se acerca y le da un empujón con la cadera apartandolo de mi lado-Te puedo asegurar que su novio jamás la dejaría.
Stewart se lleva la mano al pecho con expresión derrotada, cierra los ojos con dramatismo.
-Oh vaya que decepcionante.
Me río por el gracioso comportamiento del hermano de Jes, se que está intentando hacerme sentir mejor y que se me disipen los nervios y si que funciona la verdad.
Hace mucho tiempo que no le veía creo que dejamos de coincidir poco después de que Jessi se marchara, a veces las cosas son así. Aunque me alegro enormemente al comprobar que sigue siendo el mismo chico divertido que jugaba con nosotros a las princesas siendo nuestro príncipe protector. Todas sin excepción lo vemos como a un hermano mayor.
Lo queremos muchísimo.
-¿Como te va en el trabajo Stew?-interrogo sentándome en el sofá de color café que se encuentra en la sala, justo al lado de mis amigas.
-La verdad es muy agotador no te mentiré, eso de luchar contra el crimen no es una tarea facil y más aún en los tiempos que están corriendo cuando el crimen a incrementado y los capos se hacen con cada vez más poder pero hago lo que se puede.
Asiento y estrujó mis dedos con una sonrisa divertida.
-Al final va a ser verdad que terminarás siendo nuestro héroe de brillante armadura.
Se ríe.
-Bueno armadura no tengo pero si chaleco antibalas, siempre las protegeré de todo mal chicas, incluso estando todo este tiempo lejos de ustedes nunca deje de hacerlo.
-Un acosador ¡oh vaya que sorpresa! -Cristina golpea con el codo el costado de Isabela para que se calle, está levanta sus manos en son de paz-Vale, vale, lo pillo, me callo.
-Eso es muy hermoso de tu parte Stewart -este me mira con cierta profundidad achinando sus ojos mientras sonríe.
-Nunca quise decírselos por si les asustaba.
-No tranquilo no nos asusta en lo absoluto.
Levanto la cabeza al sentir un carro pitar fuera de casa.
-Parece que esa es mi señal-paso mis manos nerviosa por el vestido -Deseenme suerte.
-No la necesitas pero ojalá todo salga bien-me guiñan el ojo mientras me dirijo hacia la entrada.
-Espero poder conocerlo pronto -alzo la mano y me despido divertida.
Ellos son mi familia. Algo disfuncional pero mi familia al fin.
-Estas preciosa cariño-Xion se acerca luego de aparcar el auto para tomar mi mano y guiarme hasta el vehículo.
-Gracias-me sonrojo aceptando su mano, besa mi mejilla.
-Creo que el halago que te he dado no te hace ningún tipo de justicia, la verdad no encuentro las palabras adecuadas para alabar como se merece tu belleza, eres una jodida reina.
Con los cachetes colorados me río tapando mis ojos.
-Ay Xion, no me digas esas cosas.
-¿Por qué no debería?-se divierte tomándome por la cintura, acercándome a su musculoso cuerpo, echo la cabeza hacia atrás para poder mirarle mejor, sus ojos en ningún momento se despegan de los míos y, eso de cierta forma me hace sentir un poco rara, no en el mal sentido, si me alegro y mucho de ser su centro de atención, solo que nunca antes me había sentido tan importante para una persona, y Xion me a colocado justo en el centro de su mundo.
-Me da mucha vergüenza -admito algo tímida y un tanto cohibida por su intensa mirada.
-Eres maravillosa -se ríe -¿Ya te lo había dicho?
Asiento agarrándome de su brazo.
-Pues ahora te lo repito, eres maravillosa.
Niego risueña.
-La verdad no entiendo como puedes ser tan dulce, atento conmigo y, cuando se acerca otra persona lejana a nuestro círculo íntimo eres alguien cortante he incluso me atrevo decir que intimidante.
-Hay veces princesa, que las acciones o situaciones no tienen una respuesta precisa ahora vámonos porque sino llegaremos tarde.
Asiento comprendiendo sus palabras.
-¡Adios!-los chicos sacuden las manos desde el porche de la casa despidiéndonos, sacudo mi mano de vuelta he ingreso al auto.
-¡Miranda!-Cristina corre en mi dirección, el flequillo que cubre su frente se mueve hacia los lados mientras llega a mi posición, cuando se encuentra ahí se detiene recobrando el aliento con las manos en las rodillas, me río por lo floja que es.
-Cristina te estás poniendo vieja, solo haz corrido unos diez metros y mírate cómo estás.
Ella me chista colocando su dedo en la boca, para luego mirarme como una madre lo hace con una hija y tenderme algo en su mano, entrecierro los ojos con desconfianza la última vez que hizo eso me tendió un par de condones así que no se que esperar de este momento.
-Como me vuelvas a dar una caja de preservativos tu y yo vamos a tener un problema-le riño, una mueca de sorpresa y culpa asaltan el rostro de Cristina que rápidamente encoje la mano sonrojada y suelta una risa.
-¿Preservativos?-se ríe con inocencia -No que va, como crees, solo quería arreglarte este broche del cabello que se te había torcido, haber, ya está.
Se acercó a mi pelo y no duró ni dos segundos acomodando lo que según ella se me había descolocado.
-Bien-digo con cierta desconfianza -Si eso es todo lo que tenías por decirme creo que es momento de que me marche ya, hablamos mañana.
Le beso y vuelvo a entrar al auto.
Xion me espera con una sonrisa pícara.
Le señalo con el dedo al ver la mueca perversa en su rostro, cuando eleva la ceja y sonríe con picardía sin duda en ese momento el se convierte en mi debilidad. Y eso es exactamente lo que está haciendo en estos momentos no puedo caer en la tentación.
-¡Xion, ni se te ocurra, debemos irnos ya, vamos a llegar tarde a la cena en casa de tus padres, que pensaran de nosotros!
Me lanza un mirada pervertida y me ofendo al instante.
-¡Jamás pensarían algo así!
-¿Quieres apostar?