Capítulo cuarenta y siete

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Cuando recupero la conciencia por completo me encuentro encerrada en lo que parece ser un cobertizo lleno de mugre y humedad.

Arrugo la nariz a causa de los putrefactos olores.

¿Dónde rayos estoy?

—Oh ya veo que has despertado —giro con rapidez mi cabeza hacia la derecha, pero solo soy capaz de apreciar mucha oscuridad —Nos volvemos a encontrar, mucho tiempo sin vernos, ¿Verdad?

Me quedo parapléjica al ver quién es la persona causante de todas mis desgracias.

Abro la boca pero sin embargo no soy capaz de soltar ni tan siquiera una sola sílaba, trato de pasar saliva por mi boca. Una lágrima resbala por mi mejilla.

—Tienes muchas preguntas verdad—asiente mirando hacia otro lado —Imagino que sí, apuesto que te sorprende más el echo de saber quién soy, que el echo de que te haya secuestrado.

Sollozo en seco mientras agacho la mirada, ¿Por qué?

—¿Por qué me haces esto?—cuestiono dolida.

—Porque te odio, porque me das asco y porque quiero verte muerta maldita perra asquerosa.

—Sofia... Somos primas —le observo con incredulidad —Somos familia, no deberías pensar así.

Asiente levantando el mentón altanera.

—Pues lo hago, y me da igual lo que digas.—mira hacia atrás con una sonrisa —Cariño ayúdame a trasladarla hacia la otra habitación.

Cuando emerge de la oscuridad otra figura quedo incluso más impactada que antes, siendo consiente de que la persona con la que compartí años de mi vida, la persona que fue mi primer novio en la adolescencia, a quien le confiaba mis secretos y compartía sonrisas. Que de ese muchacho ya no quedaba nada.

—John—exclamo dolida—¿Cómo fuiste capaz.

El desvía la mirada.

—Lo siento Miry, nunca he querido hacerte daño.

Trago fuertemente sin dejar de observarlo, nuestros ojos conectan por un momento y puedo ver el arrepentimiento reflejado en los de él.

Sofia lo observa con odio y se acerca con rapidez soltandome una bofetada que logra virar mi rostro.

—¡¿Que haces, estás loca?!—John la aparta de un empujón, para luego acercarse a mí y tomar mi mentón con suavidad entre sus manos.

—¡No la toques!—chilla mi prima acercandose corriendo para apartar a mi ex de mi lado y mírame con un odio asombrante—¡Perra!

Vuelve a levantar su mano para golpearme, cierro los ojos esperando el impacto que nunca llega, cuando abro los ojos y alzo la mirada veo como John detuvo su ataque deteniendo su mano en el aire. Sofia le mira con odio.

—¿Por qué la defiendes?

—Ya es suficiente —suelta su mano con brusquedad haciéndola a un lado—Sabes que ella es más valiosa que nosotros, recuerda que solamente somos peones. La jefa se va a molestar.

—Ah esa estúpida.

—Callate, oh quieres que nos maten.

—Dale vámonos. Está es la última vez que nos veremos primita, hasta nunca—sonrie con maldad.

Con verdadera maldad.

La verdad no la reconozco.

Y

¿Cómo que ellos no son los responsables?

Bueno debo admitir que me esperaba esto, es que siempre sucede en las novelas

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Bueno debo admitir que me esperaba esto, es que siempre sucede en las novelas. ¿Por qué no iba a pasar en la vida real?

—Diana—suspiro con una sonrisa —Asi que todo esté tiempo eras tú.

La chica rubia enfundada en un costoso y apretado vestido verde se acerca moviendo sus caderas.

—Miranda, veo que me recuerdas—se ríe alzando mi mentón —Me divertiré mucho contigo, seremos muy buenas amigas.

—Eso nunca—giro mi rostro —¿Me puedes explicar por qué haces esto?

—Bueno verás, hace unos meses te mandé a quitar del camino, tu sabes, matarte —asiente sonriente como si hablara de un juguete —pero el maldito incompetente al que contraté no supo hacer bien su trabajo así que tuve que encargarme en persona de ti, te convertiste en un maldito mugre en mi zapato.

—¿Y eso a ti en qué te afecta, eh?—alzo mi ceja —Ni siquiera estás con Xion.

—Oh—suelta una carcajada estruendosa —¿Sabes que no se llama así verdad?

Asiento con una sonrisa. No la dejaré ver mis debilidades.

—Por supuesto Enzo me lo contó todo, ¿sabes? Entre nosotros no hay... secretos —siento el agrio de la mentira asentarse en mi estómago.

—Sorprendente—suspira comenzando a caminar a mi alrededor —Tu muerte será la clave para derribar a mi ex esposo, aunque odie admitirlo tu conseguiste lo que yo no pude, su corazón, los Bianchi son poderosos sí, pero siempre se han caracterizado por tener una debilidad, su familia, si tocas a uno, estás tocando a todos, y eso es lo que necesito. Necesito que ataquen para que mi futuro marido tenga una razón para aplastarlos como gusanos bajo sus pies. Y así adueñarnos de todos sus territorios.

Observo a los cinco hombres armados dispersados estratégicamente.

—¿Que tienes en la cabeza, un frijol?—cuestiono soltando una carcajada—si te das cuenta que los Bianchi son superiores en muchos aspectos a la Vroka. Con mi muerte no conseguirás más nada que provocar la rabia y el odio de Xion, logrando que los aniquile a todos sin tan siquiera pestañear.

Un movimiento a mi izquierda llama mi atención, Carlota. Disimulo desviando un poco la atención hacia otro lado.

¿Acaso está loca?

—Es un plan ya calculado no me importa tu opinión —levanta su arma apuntando directo a mi cabeza—Asi que, bai.

Cierro los ojos lentamente. Bueno supongo que este es el final, nunca le he tenido miedo a la muerte así que lo aceptaré con una sonrisa.

Un disparo en seco se escucha por todo el lugar, caigo en la inconsciencia.

Un disparo en seco se escucha por todo el lugar, caigo en la inconsciencia

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—¡Oye, oye despierta!—soy sacudida con insistencia.

Abro los ojos pestañando, mis ojos chocan con los de Carlota que suspira aliviada al verme.

—Un poco más y te matan—se deja caer en el suelo, miro a mi alrededor para ver a todos los hombres muertos y a Diana inconsciente con un tiro en un muslo.

Algunos hombres de los Bianchi se encuentran vigilando.

—¿Que pasó?

—Yo los ayudé, parece que siempre te tengo que salvar la vida ¿Verdad?

Abro mi boca sonriente al reconocer al chico que me salvo hace unos meses.

—¿Tu?—me levanto y le abrazo con entusiasmo—Muchas gracias.

Toca con un dedo mi nariz.

—De nada pequeña. Tenía que arreglar de alguna forma el desmadre que armó mi cuñada, mi padre no está nada contento por eso casi nos mete en una guerra por su ambición, no teníamos ni idea de sus planes hasta que comenzamos a sospechar y mira, menos mal que intervenimos a tiempo—se gira hacia Carlota con una sonrisa —Dile a tu jefe que lamentamos los problemas causados pronto daremos noticias, cuídense, es mejor que salgan de aquí para evitar casualidades.

Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora