Capítulo doce

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-Cuentame todo y exagera-esas fueron las primeras palabras dichas por mi amiga una vez todas nos montamos en el Uber camino al centro, dónde planeabamos almorzar y hechar el chismesito.

Chisto y blanqueo los ojos.

-Apuesto lo que sea que estabas loca por llegar solamente para preguntarme eso en persona.

Cristina arruga la nariz, me río ya que ese es un tic nervioso que le da a ella cuando está ansiosa o nerviosa.

-Tambien te extrañé bastante-se quita los lentes para engancharlos en el borde de su camisa y mirarnos a las tres con añoranza -A todas las extrañé mucho.

Isabela niega con falsa prepotencia elevando la ceja.

-Lo sabía ¿Véis?-nos señala y se apunta luego-es que todas ustedes a mí me aman.

Suelto la carcajada al segundo y pocos tiempo después me estoy agarrando el estómago, Luanda junto con Cristina se encuentran en situaciones similares, después Isabela también se nos une.

Paro poco a poco la risa, alterno la vista del rostro sonrosado de Luanda, a los cerrados ojos rasgados de Isabela, para centrarla en una sofocada Cristina que lucha por conseguir el aire entre risas y risas.

Extrañaba esto, extrañaba la sensación de tener a mis amigas cerca, unidas, siendo una como ante lo éramos, recuerdo que desde la secundaria solo éramos nosotras cuatro, o bueno cinco, pero la quinta decidió alejarse de nosotras, nos dolió perder a esa amiga con la que tanto habíamos compartido, la secundaria fue relativamente fácil, luego vino la prepa y en nuestro último año, fue ahí cuando la mayoría de nuestros temores se hicieron presentes, la universidad nos iba a separar, no queríamos eso, no queríamos volver a tener que empezar de nuevo, temíamos que nuestra amistad se rompiera por dicha separación.

Todas le temiamos a lo mismo, pero estábamos claras de que ninguna de nosotras queríamos estudiar lo mismo, la verdadera amistad aunque pasen mil años seguirá siendo fiel, los verdaderos amigos aunque no hablen durante semanas, cuando lo hacen en un día, no hay reproches, puede que mensajes medio en broma de: oye ya no te acuerdas de mí.

Pero siempre estarán ahí, apoyándote, cuidando tus pasos y protegiendote.

Me encojo de hombros.

-No hay mucho que contar.

-¿Cómo que no?-Cristina acerca su rostro al mío con incredulidad -Pero ¿Nada de nada?

Blanqueo los ojos.

-Si es sexo por lo que preguntas aún no han tenido -Isabela se mira las uñas evitando mi asesina mirada, chismosa.

-Traidora.

Saca su lengua, le hago una ceña obscena regresando la vista a Cristiana que me mira con la boca abierta.

-¿En serio nada de nada?-amplía sus ojos de forma graciosa, niego divertida -¡Pero a qué esperas!

Observo con vergüenza al conductor del Uber que en ese momento tenía su vista centrada en mí, me sonrojo rápidamente, el desvía la mirada, es un muchacho joven que aparenta tener unos tres o cuatro años más que nosostras.

Por dios que vergüenza.

-¡No lo sé!-arrugo la frente, y en verdad no entiendo ¿A qué espero? Él es una persona maravillosa, me lo ha demostrado -Solamente a qué se nos de la oportunidad de manera espontánea supongo.

-Casi follais en un aula Miranda, que oportunidad es esa de la que hablas, si quieres coger lo haces hasta encima de una mesa, las cosas que se planifican no siempre quedan bien.

Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora