Capítulo veintiuno

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-De verdad siento mucho que hayas tenido que pasar por eso, aún no logro comprender del todo que fue lo que sucedió

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-De verdad siento mucho que hayas tenido que pasar por eso, aún no logro comprender del todo que fue lo que sucedió.

-Creeme me hago la misma pregunta frecuentemente, ¿Por qué a mí? Se suponía que estábamos bien, éramos una pareja activa y cariñosa nunca me dió ni siquiera una pista de que me engañaba, me hizo sentir la persona más tonta del mundo Miranda, ahí estaba yo, organizando una boda de la hija de uno de los millonarios más influyentes de Rusia cuando de pronto las campanadas de la iglesia comenzaron a sonar, te juro que no me había dado cuenta de la persona que se encontraba vestida de traje negro y corbata en el estrado, no lo había notado ni siquiera un poco.

Ahogo una exclamación colocando mi mano con asombro sobre mi boca.

¿Pero como fue capaz de hacerle algo así?

Tan ruin y bajo.

-El sonreía mientras ella caminaba a su encuentro, ¿en qué momento sucedió todo eso? No me cansaba de preguntarmelo, vivíamos juntos teníamos planes de formar una familia, había amor entre nosotros.

Niega llorando.

-Pero al parecer el amor a veces no es suficiente, sentí una amargura muy grande en mi pecho, las lágrimas se deslizaban sin parar por mis mejillas mientras ellos realizaban sus votos matrimoniales, me destrozó ser una espectadora de su boda, una más. ¿Sabes? Nunca más volveré a creer en el amor, lo que me hizo Edward no tiene perdón, el sabía que yo estaba haciéndome cargo de un trabajo de marketing para la boda de una familia prestigiosa, mínimo hubiese tenido la descencia de decirmelo y no avergonzarme de ese modo tan cruel.

Fijo la vista en la espuma del café, me duele escuchar por todo lo que ha tenido que pasar mi amiga, la extrañé mucho desde el momento en que se marchó y aunque cortó casi por completo las comunicaciones entre nosotras, nunca, jamás le desearía el mal.

Pestañeo mirando sus ojos esmeraldas, no se merecía que le pasase eso.

-¿Hablaron las cosas?-indago con cuidado sintiendo que me estoy metiendo en una zona pantanosa.

Muerde su labio inferior con rabia y luego suelta con una risa cínica.

-¡¿Hablar?!-aplaude sarcástica-Ja ni siquiera tubo la decencia de volver a casa para recoger sus cosas, es un maldito cobarde bueno para nada.

-Oh...

Sinceramente no sé que decirle, es muy comprensible que en estos momentos sienta odio hacia la persona con la que estuvo en una relación por más de tres años, con la que convivió y compartió muchos momentos.

Le duele todo esto.

Es evidente por la forma en la que aparenta ser fuerte bajo una máscara de indiferencia, sus puños apretados con rabia y su mirada inundada de dolor lo dicen todo.

Lo siento tanto tanto por ella.

-¿Y sus cosas que hiciste con ellas?

Un gesto maquiavélico aparece en su boca.

Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora