Cuatro meses después estoy viajando de regreso a los Estados Unidos, está vez en compañía de mis tres pequeños.
Tuve que esperar a que mis bebés tuvieran el tiempo suficiente para subirse a un avión. La verdad lo he pensado mucho y creo que es justo que estos pequeños conozcan a su padre el echo que lo nuestro no haya funcionado no quiere decir que yo tenga el derecho de impedir que mis bebés lo no lo conozcan.
Llevo el cabello suelto, lo recorté así que me llega a la altura de la barbilla. Voy con vestido ligero. Ya casi estamos al aterrizar, observo a Xion y Xian mientras duermen. Parecen unos pequeños angeles.
En tanto mi pequeña Xia me observa con sus ojos azules bien abiertos mientras bebe su leche de mi pecho.
—¿Que pacho mi amor?¿Que pacho?—le hablo en balleno viéndola sonreír con mi pezón en su boca. Tiene unos hoyuelos preciosos—Mi rubita.
Beso su frente con amor.
—¿Son tres?—pregunta una señora de sesenta y algo de años en mi dirección.
Asiento mirando a mis bebés con orgullo.
—Asi es, son mis pequeños trillizos.
La señora sonríe mirándolos.
—Eres una gran madre.
—Gracias, intento ser la mejor por y para ellos.
Después de bajar del avión (haciendo malabares con los bebés hasta poder armarle su coche triple)
Conociendo las ventajas y desventajas de ser madre de trillizos.
Las azafatas me ayudaron con ellos en lo que yo armaba el coche, les agradecí con una sonrisa. Y poco después ya me encontraba en una auto rumbo a mi casa.
Al llegar saco el cochecito y coloco a mis bebés con cuidado en él. Hace mucho tiempo que no venía acá, más de un año, todo se siente diferente. Solo les avisé a mis padres de mi regreso ya después planeo llamar a los demás.
No puedo contarles lo que ha sucedido en mi vida a todos a la vez sería un completo caos.
Y por otro lado se encuentra Xion, no sé cómo reaccionara con todo esto.
Osea.
Es padre. De tres niños y no tiene idea.
Va a ser muy difícil conseguir su perdón. Pero no imposible.
Coloco la llave en el picaporte y abro, todo está oscuro.Que extraño.
Entro de espaldas para poder entrar bien el cochecito pero no logro terminar mi trabajo.
Porque todas las luces se prenden de momento.
—¡Sorpresa!—gritan todos.
Mis ojos se abren de par en par con pánico al ver a todos aquí.