Capítulo treinta y seis

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Miranda

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Miranda

Aunque suene extraño lo que voy a decir en los últimos días he sentido que Xion se ha comportado de manera muy extraña, no lo digo por el arranque de sobreprotección que ha tenido hacia mí, eso lo hallo de lo más normal, se que me ama y solo quiere protegerme luego de que esas crueles personas intentasen hacerme daño.

Aún le doy cabeza a toda esa situación, la conversación con el chico del auto se repite una y otra vez en mi cabeza, él fue muy claro al argumentar y mantener sus bases respecto a lo que creía ¿Cómo terminé relacionada con algo así? esa sin duda es una incógnita que no para de repetirse en mí mente.

Alargo mi mano y tomo entre mis dedos la última camisa que me quedaba por doblar y la introduzco en la maleta.

Hoy es mi último día en el hospital de echo dentro de unos pocos minutos me dan el alta, Xion no puede venir porque está resolviendo un asunto relacionado con la empresa de su familia, han pasado casi dos semanas desde el accidente desde entonces me he mantenido todo este tiempo en el hospital sanado las heridas, tengo que admitir que la herida del abdomen a veces duele bastante sobre todo cuando hago un poco de esfuerzo físico pero por todo lo demás debo admitir que no tenga nada de lo que quejarme.

El tono azulado de los golpes ya a desaparecido casi completamente aunque aún queda una que otra marquita, la verdad estoy muy agradecida de haber vivido.

Esta fue una de las experiencias más nefastas por las que he pasado en mi corta vida, y mira que he tenido experiencias de lo más desagradables. Ni siquiera este momento se asemejó ni un poquito a aquella vez en la escuela cuando fui acosada por el conserje, ese tipo era de lo más desagradable y daba un miedo que te cagas.

Solo de recordar esa escena me dan escalofríos. Niego, intentando ahuyentar los pensamientos sobre lo ocurrido hace unas semanas pero el recuerdo vuelve a mi mente con un sucio flashback.

¿Tengo miedo?

Pues sí, mucho.

Ese chico del cuál desconozco el nombre, no se cansó de repetirme durante todo el trayecto que su único y fiel objetivo era matarme, todo eso asusta un montón.

Quizás no sé, con un poco de suerte todo esto sea una historia que yo misma me haya inventado en medio de toda esa situación, producto de una alucinación.

Me gustaría muchísimo aferrarme a esa idea siendo completamente sincera conmigo misma. Puesto que todo esto solo me lleva a temer por todos.

—¿Lista?—doy vuelta con una sonrisa al sentir a mis espaldas la presencia de mi madre. Termino de colocar la última ropa y cierro la maleta.

—Ya casi termino.

Mi madre se acerca y me abraza para luego mover mi rostro hacia el suyo, veo como algunas lágrimas empapan sus mejillas, seco con mis dedos la humedad. Últimamente por todo lo sucedido está más sensible y la entiendo.

Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora