Capítulo dieciséis

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Xion:

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Xion:

La fuerza que me arrastra a querer tocarla es una fuerza invisible que me hace quererla de esta forma tan intensa.

Introduzco mi lengua en su coño, saboreando su dulzura mientras gimo.

Ella levanta las caderas, pero la inmovilizo. Sé una cosa con certeza. Quiero tomarme mi tiempo con ella para hacer esto. Quiero disfrutar de esta probada, de esta oportunidad de adorar su cuerpo, quiero que cuente.

Presionando mis palmas contra sus muslos, los abro más y tengo una vista completa de su bonito y jugoso coño. Brillante y rosa, no puedo resistir.

Es una diosa

Abro bien la boca y la cubro, dejando que mi lengua lama su humedad mientras gime y se arquea hacia mí.

Tan hermosa y perfecta.

Lamo y chupo, experimentando para ver qué la hace gemir, qué hace temblar sus muslos. Se que estoy haciendo bien mi trabajo cuando aferra sus manos en mi cabeza y me pide más, le está encantando.

Sigo haciéndolo, y luego agrego un dedo dentro de su apretado coño.
Ella hace un maullido agudo que es como una descarga eléctrica en mi polla. Aprieta sus piernas entorno a mis dedos y gime alto, está jodidamente estrecha, no ha sido tocada antes de mí puedo notarlo por la manera en la que se deshace ante mi toque, anciando mis manos sobre su cuerpo.

Deseando mi toque sobre su piel tanto o más que yo el de ella sobre la mía.

Una necesidad tan grande que hace que mi polla gotee.

Me duele por ella, el semen se filtra por la punta de mi verga mientras chupo su clítoris. Cuando agrego un segundo dedo, golpea con las palmas las almohadas llevando sus manos atrás separandolas de mi cabello.

—¡Oooh por dios!—grita blanqueando los ojos, ahogo una sonrisa de satisfacción —¡Xion!

Se que disfruta de esto así que sigo trabajando con ella, matando su clítoris con mi lengua mientras la follo con los dedos.

Cuando sus caderas se congelan y contiene la respiración, creo que va a... sí. Ella se corre con un gemido largo y bajo. Mi nombre en sus labios, su sabor en mi lengua, su cuerpo extendido ante mí como un regalo.

Disfruto de su sabor mientras la veo desvanecerse del placer en mis labios, sus ojos cerrados, sus gritos, su cabello erizado y suelto alrededor, su coño expuesto.

Disfruto completamente de lo que veo.

Disfruto sus gemidos que se han guardado a muerte en mi cabeza. Mientras termino de tragarme y saborear sus jugos, me incorporo minutos después que los espasmos de su grandioso orgasmo han culminado.

Para agarrar con deseo mi polla necesitada por encima de mis pantalones, lleno de la necesidad de enterrarme hasta las pelotas en su apretado coño.

Pero no puedo ser tan impaciente, primero está su placer, primero me encargaré de hacerla sentir lo mejor posible, quiero que su primera experiencia sea recordada con una sonrisa por los orgasmos y gemidos dados, antes de con dolor y arrepentimiento.

Todos tenemos una primera vez alguna vez. Yo tuve la mía, esta es la de ella y quiero hacerla sentir lo mejor posible.

Desde el primer día que entré a esa clase me di cuenta que mi mundo ya estaba totalmente perdido cuando fijé mis ojos en esa mirada ilusionada he inocente, en esa mirada tan vivaz, con cachetes sonrosados.

Esa chica rubia de cuerpo pequeño había logrado llamar mi atención luego de tantos años, cómo ninguna otra persona lo había echo, logró ganarse un espacio en mi corazón con tan solo una sonrisa. Con tan solo una mirada.

Pequeña traviesa.

La atracción era mutua pues mi pequeña es una de las mejores alumnas que tiene la universidad.

¿Cómo mi chica lista iba olvidar realizar los deberes y proyectos que con tanto tiempo de anticipación le había dado?

Era evidente que había iniciado un juego de seducción que nos arrastraría a ambos a la total locura, a la perdición.

Me encendió aún más tener una probada de ella ese día.

El día que ya no pude negarme más a lo que sentía, el día que mis sentimientos se intensificaron, ya no podía mantenerme alejado de su cuerpo.

La necesitaba cerca, necesitaba sentirla mía.

Le dí la oportunidad de arrepentirse de esto y correr muy lejos, sin embargo no la utilizó y se quedó a mi lado. Desde ese instante supe que debía ganarme su cariño y aprecio, quería ser el novio con el que tuviese lindos recuerdos.

Sé que hay alguien de su pasado que la hace ser insegura en muchos aspectos, lo he notado, pero sin embargo no preguntaré al respecto, todos tenemos una historia que contar.

—Quiero más —pide arrastrándose entre las sábanas, miro los picos que forman sus senos erectos y lamo mis labios al ver esos capullos rosados, dirijo mi vista a su rostro mientras me acerco con deseo.

—Me volverás loco.

—Me encanta hacerlo—me besa mientras recorro su cuerpo sudoroso con mis manos, huele delicioso, agarro sus senos y los aprieto, deteniéndome un segundo en sus pechos para detallar con mis dedos el tatuaje en forma de rosa entre ellos.

Es sexy.

Lamo uno de sus pechos mientras con la otra mano masajeo el otro seno, ella gime bajando con sus impacientes manos, mis pantalones y sacando finalmente de ellos, mi pene erecto, goteando desde la punta espeso pre semen.

Todavía tengo el sabor de su coño en mi boca, me está volviendo loco.
Necesito estar dentro de su cuerpo, y no puedo esperar más.

—¿Estas segura de esto?

Pregunto por última vez tratando de asegurarme, aunque ya se la respuesta.

—Más que nada.

Pues que me condenen, nunca me arrepentiré de hacer esto, ella lo quiere.

Ambos lo queremos, que se jodan los demás y sus estúpidas opiniones.

Esta mujer es mía. Y ningún imbécil va a decir lo contrario.

Que arda el infierno si tiene que arder.

Prepararé a mis demonios.

Nunca la abandonaré.

Nunca la abandonaré

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Señor Walker  [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora