Capítulo 38.

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Este capítulo será dedicado a Tuerqui por el apoyo que le ha dado a mi libro.

También para agradecerle a la amiga de MyGmBs  por la colaboración en la perspectiva de Sofía, Gracias  por el apoyo Mara.❤️

¡A leer!

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Sofía Monterubio.

No sé como aguante las ganas de llorar, quería quedarme y no pude, me costó mucho decirle que era mejor que cada quien por su lado, a pesar de que él haya aclarado la duda fue algo innecesario, no podremos estar juntos y es mejor así, no subestimo a Liam y ahora me toca tener una maldita cita con él para que no le haga daño a Nils, pero no será hoy, no quiero ver al origen de mis desgracias en este preciso momento.

—¡BOMBONSITO, BOMBONSITO!

Volteo a ver a Ángel que está algo agitado por la mini maratón.

—¿Qué pasa Ángel?—enarco una ceja curiosa.

—Te vengo a buscar.

—¿Para?

—¿En serio vas a preguntar eso?—pone sus ojos en blanco.

—Obvio que sí, porque no entiendo nada—me cruzó de brazos.

—Hoy iremos al parque de diversiones.

Oh, cierto se me había olvidado.

—Lo olvide—sonrío con nerviosismo.

Ángel me mira con ganas de darme con el libro que tiene en las manos.

—Te perdono solo por esta vez, vámonos.

Ahogo un grito cuando Ángel me toma del brazo y empieza a correr llevándome casi a rastras, le suplicó que se detenga pero me ignora, sabía que se iba a vengar.

Cuando llegamos al estacionamiento me suelta y trato de recuperar la respiración mientras lo asesino de mil formas con la mirada, luego de Ángel y de mi, llegan: Nils, David y Brithany, detrás de ellos Blanca y Diego que vienen tomados de manos.

—Ya quiero irme de esta universidad, Dariana me tiene harta—Brithany nos dedica una mirada cansada.

—Dimelo a mi—pongo mala cara.

—Yo tengo hambre—dice un sonriente David.

—Ya somos dos—dice Nils como cosa rara en él.

—Yo quiero entrar al túnel del amor—suspira Blanca.

—¡Ayudaaa! Yo no quiero entrar—Diego pone cara de horror y Blanca lo mira feo.

—¡Faltaba yo por llegar! ¿No se olvidaron de mí?—llega una sonriente Lily.

Todos nos miramos.

—¡Nooooo!—decimos todos al unísono.

—Siento que si se olvidaron de mí—nos mira con los ojos entrecerrados.

Todos empezamos a hablar a la vez y no se nos entendía ni mierda, hasta que alguien musitó un: «Silencio» haciendo que todos —excepto Diego— se callaran.

—Por eso a Sofía le salieron ronchas en su flor, por el polvo pica pica que le eche a su ropa deportiva—Diego se calla de golpe. Todos miraron a Diego pasmados al oír sus palabras y finalmente sus miradas recayeron en mi.

Camino a la felicidad (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora