Capítulo 30.

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Sofía Monterubio.

Trato de mantener la calma, no sé quien me tiene atrapada entre sus brazos su respiración es pesada y me agarra con más fuerza, me muevo como si estuviese loca para poder liberarme de su agarre y al no tener éxito la persona ríe por lo bajo. 

Y con solo eso supe de quien se trataba.

—Te soltaré solo si no gritas ¿Entendido?

Me limito a responder con un asentimiento de cabeza.

Liam me suelta con cuidado y volteo a verlo, siento mi respiración un poco agitada y mi pobre corazón late como loco por el susto, mientras que él está muy tranquilo sonriéndome con malicia.

—¡Al...!

Liam me tapa la boca de nuevo sin dejarme terminar y me acorrala contra la pared para no tener escapatoria.

¡¿Qué karma estoy pagando señor?!

—Oooh, no quieres hacer eso, creeme—sus pupilas se dilatan y me sonríe con diversión—. Si sabes lo que te conviene no abrirás la maldita boca—masculla con enojo.

Hago los ejercicios de respiración que alguna vez me recomendó un psicólogo para tranquilizame y le suplicó a Liam con la mirada que me suelte, él parece captarlo y lo piensa por un instante, finalmente me suelta.

—Se puede saber ¡¿Qué carajos haces aquí Liam?!—susurro con enojo.

—No vas a creer lo fácil que fue subir aquí—dice con entusiasmo—. Quería hablar contigo desde que llegué y lo sabes...

¡Obvio que lo sé! No me has dejado en paz ni un maldito segundo, no puedo tener un día normal, en una cena normal, con una familia... ¿Disfuncional? Porque no son normales y más con ciertas actitudes que han cambiado entre ellos, en fin no pude tener paz hoy solo porque a ti te dan los males, ¡medicate!

—... Y ya que tú andas creyéndote la mujer maravilla, pensé. Debo esperar el momento justo para encontrarla sola, pero tú teniendo a Alex de garrapata era imposible—entorna sus ojos—. ¡Que asco!... Bueno el punto es que cuando subiste aquí, estaba pensando en mil maneras de cómo hablar contigo y como si el destino estuviera a mi favor, se fue la luz y me excuse de que iba a atender una llamada al jardín y como nadie puede ver nada no sabrían que subí aquí a tu habitación.

Acaricia mi rostro con su mano y la quito de un manotazo.

—No me toques—digo a regañadientes.

—Uuuugh, que agresividad, antes querías que hiciera este tipo de cosas—se acerca más a mi rostro—. Bueno Sofía no le daré más largas, te haré la misma pregunta ¿Por qué no has hecho lo que te pedí? Cariño, no debes subestimarme, en serio, lo hago por tú bien.

—¿Mi bien?—rio con ironía—. Mi bien es estar con Alex, porque soy feliz con él ¿Es tan difícil entenderlo Liam? No. Te. Amo. Por favor ya déjame en paz, no hagas sufrir a Elisa, ¡Deja de ser un puto egoísta! Nunca había conocido a alguien tan nefasto y poco hombre como ¡!

Mi pecho sube y baja con rapidez, me siento enojada y asqueada, como pude haberlo aguantado tanto tiempo, es tan narcisista que fingió ser lo que no es perfectamente.

—Bueno ya que terminaste de escupir todo tu veneno en mi cara, puedo hablar... me vale tres hectáreas de mierda si eres feliz o no con ese imbécil, porque tú eres mía ¿entiendes? M–I–A—me empieza a estremecer con fuerza—. No me desafíos de esa manera Sofía, yo menos que nadie quiero hacerle daño a tú amado y a la zorra de tú hermana, en serio.

Camino a la felicidad (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora