Capítulo 52.

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Les recomiendo agregar a su lista de reproducción esta canción:

♪Ruggero Pasquarelli: Allá voy♪.

Ustedes se darán cuenta en qué parte van a escucharla y podrán sentirse parte de la historia como yo lo hice al escribirla.

Lean y comenten mucho, igualados.

¡I LOVE YOU!


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Alex Cortes.

No habían palabras que explicarán lo hermosa que ella se veía esta noche, a pesar de haber visto su fotografía minutos antes, nada se comparaba con verla así... en vivo y en directo.

Me había quedado completamente impactado, incluso sentí que por un momento mi boca se seco y me relamí disimuladamente los labios después de tomar todo el contenido que había en mi copa.

Es como si hubieran cambiado a la chica de la que me enamoré hace más de un año, por alguien que, ¡joder! se veía muy preciosa, si, pero me encanta mucho más su versión antigua, mi chica de cabello castaño, no la chica de cabello rubio miel que estoy viendo ahora.

Pero eso no quita lo hermosa que se ve está noche y joder, tuve que reprimir las ganas de mirar ese escote que está jugando con mi poco autocontrol, me encontraba muy nervioso y es que su presencia la había estado anhelando desde hace semanas, a pesar de haberla visto el día de su cumpleaños no me bastaba, quería despertar y verla a mi lado todas las mañanas.

—Se ve preciosa —murmura mi madre.

—Debes sentirte afortunado de tenerla a tu lado —escucho decir a mi padre.

—Muy afortunado, padre. Porque nadie merece tener a su lado a alguien como ella.

Aunque en realidad no estábamos juntos era algo que no me importaba en lo absoluto, mientras supiera que su corazón sigue siendo mío y el mío suyo, las etiquetas sobraban a decir verdad.

Sofía no se había dado cuenta de nuestra presencia, algo muy normal en ella y más si estaba entablando una conversación con su padre, desde que llegué a Cancún no podía dejar de imaginarme su reacción al verme aquí y confieso que reprimí tanto mis ganas de acercarme a ella cuando la ví salir de su habitación, todo tenía que seguir como lo habíamos planeado y por eso no intenté acercarme.

—Lamento la demora, mi hija había tenido ciertos percances —nos explica al llegar.

—No hay problema, señor Gustavo —le resto importancia, la verdad es que a mis padres y a mí no nos importaba esperar.

Sofía al escuchar mi voz clavo su mirada en mi, su rostro fue un poema y se encontraba asombrada, como si no entendiera nada. No se lo esperaba, no había dudas sobre ello.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuando? n-no entiendo —pregunto en un tartamudeó, nerviosa, y no pude evitar sonreír.

—Ellos son nuestros socios —le explica Gustavo.

—P-pero habías dicho que tu socio era un amigo de infancia y tú no conocías a la familia de Alex, ¿dónde está la cámara oculta? la broma está muy buena papá, te felicitó.

Mi padre y mi madre no pudieron evitar estallar en una sonora carcajada, confieso que yo tampoco lo pude evitar, Sofía estaba muy confundida y yo también estuve en sus zapatos aquella vez que hablé a solas con Gustavo.

Camino a la felicidad (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora