Alex Cortes.
Restriego mis ojos una vez que despierto y siento mi brazo bastante adormecido, fijo mi vista en la mata de cabello rubio/castaño y sonrío al confirmar que nada de lo que pasó anoche fue un sueño, ni producto de mi imaginación.
Con mi mano libre trato de liberar mi brazo y al lograrlo recuesto la cabeza de Sofía sobre mi pecho.
Podríamos pasar más de cien años juntos y no me cansaría de detallarla mientras duerme, no me cansaría de contemplarla y de admirar su belleza, velar por sus sueños sin cansarme y contar cada uno de sus lunares.
Nunca me cansaría de repetirlo, una vida junto a ella es todo lo que necesito.
Acaricio la piel de su espalda con cariño y depósito un beso en su frente antes de apartarla con cuidado para no despertarla y levantarme para ir a vestirme.
—¿A dónde vas? —murmura Sofía con voz pastosa y me volteo para verla. Aún seguía acostada boca abajo pero me miraba por el rabillo del ojo.
—Voy a correr un rato —le explico mientras termino de ponerme la sudadera y escucho un bufido de desacuerdo proveniente de su parte.
—Es muy temprano —refuta en un chillido y palmea el colchón. Tal cosa me causó gracia al verla enrollada en las sábanas y con esa actitud perezosa tan impropia de ella—. Quédate conmigo, por favor.
—Toda la vida si eso quieres.
Sofía esboza un amago de sonrisa y me acuesto a su lado nuevamente solo para darle gusto.
Sofía vuelve a acurrucarse en mi pecho como si quisiera fusionarse con mis costillas y sube una de sus piernas sobre la mía. Miro a mi novia con una ceja enarcada y sus ojos cafés toman un brillo vacilante antes de darme un beso y sonreírme como un angelito.
—No pienso irme a ningún lado —le hago saber.
—No está demás prevenir —responde rodeándome el cuello con su brazo y rio suavemente ante su ternura—. Te amo, Alex.
—Lo sé —murmuro con sinceridad y sus ojos cafés se reflejan sobre los míos con curiosidad—. Después de todo lo que has hecho por mi me queda claro que...
Me quedo callado buscando una buena elección de palabras y Sofía apoya ambos brazos sobre mi pecho para mirarme mejor, su rostro quedando a centímetros del mío y su respiración serena me regala unos minutos de paz que no sabía que necesitaba hasta ahora.
—¿Qué te queda claro? —preguntó en un tono suave y tranquilo.
Aparto su cabello con delicadeza y rodeo su nuca con mi mano para acercarla un poquito más y me permito a mi mismo acariciar su mejilla.
Confieso que siento una sensación extraña en el estómago al tenerla tan cerca y poder hacer las cosas que nos habían arrebatado a ambos durante meses, meses que para mí fueron años y no sé si es porque estamos recuperando el tiempo perdido o que aún no puedo creer que esto en realidad está pasando, solo quiero saciar la necesidad de poder demostrarle lo mucho que la amo.
Beso la punta de su nariz y Sofía sonríe ante tanta muestra de cariño de mi parte.
—Me queda claro que yo me enamoré primero, pero tú... tú te enamoraste más fuerte.
—Tú me amas con la misma intensidad que yo, amor. No creo que sea necesario abrir un debate sobre quién ama más a quien.
Ambos reímos ante la broma y coloco un mechón de cabello detrás de su oreja.
—Hablo en serio, amor. Hiciste todo para cuidarme cuando no debías y más si solo era alguien nuevo en tu vida.
—Jamás serás un recién llegado, Alex. Me has hecho sentir cosas que una relación de años no pudo, somos el vivo ejemplo de que nunca fue el tiempo sino la persona.
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Camino a la felicidad (En corrección)
Teen Fiction[Primer Libro]: Ella vivió dos años en una relación, donde fue maltratada y golpeada por su pareja, años donde el maltrato psicológico al que era sometida la hacía pensar que todo lo malo que pasaba era su culpa. Él ya no creía en el amor después de...