Sofía Monterubio.
Al día siguiente acompañé a Alex al aeropuerto, él debía regresar para seguir trabajando con su padre y aunque en el fondo quería que se quedara sabía que era mejor así, ya que de todos modos pronto íbamos a vernos ya que me queda poco tiempo de vacaciones y tengo que regresar para buscar el resto de mis cosas.
—¡Ya vete pesado! —me rió y Alex me trae hacia él de un tirón para robarme otro beso—, Alex donde me robes otro beso...
Alex me toma del cuello y me calla con un beso un poco más extenso, mis hombros se relajan y le correspondo yendo a su ritmo, cuando creo que ya es suficiente me aparto de sus labios y los limpio.
—No puedes besarme si se supone que somos amigos —enarco una ceja y Alex sonríe rodeando mi cintura con sus brazos.
—¿No has escuchado sobre el término amigos con derechos?
—Lo he escuchado pero no es algo que me interese, así que no vuelvas a besarme.
—Anoche no te quejabas —sonríe como un angelito.
—No seas idiota —empiezo a reírme—, ya tuve un amigo con derecho y las cosas no terminaron bien.
—Te aseguro que está vez si terminará bien —me asegura con una sonrisa coqueta.
—Alex, ya dije que no —finjo indignación.
—Lo que usted diga, patrona.
—No habrá más besos.
—No habrá más besos —repite, burlón.
—¿Lo prometes?
—Lo prom...
—Pasajeros del vuelo 603 con destino a Londres por favor vayan abordando, último llamado.
Alex y yo nos miramos y lo abrazo con fuerza, Alex me corresponde y deja un beso en mi hombro para ponerme nerviosa el muy hijo de mi casi suegra.
—Esto es un hasta pronto —murmuro, tratando de ocultar mis nervios.
—Nos vamos a ver más pronto de lo que piensas, eso puedo asegurarlo —me sigue abrazando.
—Alex, si no te marchas me veré en la necesidad de encerrarte en una de las habitaciones de mi casa.
—No me importa ser tu esclavo sexual de por vida —me asegura.
—Alex...
—Está bien —suspira con resignación—, hasta que nos volvamos a encontrar, mi bella dama.
Alex toma mi mano para besarla pero sus labios se desvían a mi boca dejándome muda cuando aprisiona mis labios contra los suyos y huye con su maleta cuando se aparta de mi, dejándome con el reclamo en la boca.
Lo veo alejarse entre la multitud y nuestras miradas se encuentran una última vez para despedirnos con un agite de manos, me quedé en el aeropuerto hasta que el avión despegó y me dirijo a la salida una vez que ya se ha marchado.
Cuando estoy por llegar alguien me toma por los hombros y me estampa contra la pared, casi me da un puto infarto al pensar que era Liam pero no, es el idiota de Nils quien lo hizo.
—¡¿Estás loco?! ¡Casi me matas del susto, Nils Santiago Bonachera!
—¡No me digas Santiago, Sofía Antonella!
Tomo una bocanada de aire y lo empujó para liberarme de su agarre y seguir andando.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto cuando ya vamos considerablemente lejos.
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Camino a la felicidad (En corrección)
Ficțiune adolescenți[Primer Libro]: Ella vivió dos años en una relación, donde fue maltratada y golpeada por su pareja, años donde el maltrato psicológico al que era sometida la hacía pensar que todo lo malo que pasaba era su culpa. Él ya no creía en el amor después de...