Capítulo 1: la fuerza de voluntad de alguien débil

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Hasta donde recordaba, Midoriya Izuku había tenido una pequeña parte de su infancia muy feliz. Cada día se levantaba lleno de felicidad. Veía a su madre dándole los buenos días, mientras lo llevaba a desayunar. En la guardería, era animado junto a todos los niños a ser los mejores héroes una vez creciesen. Llegaba a casa, y era recibido por un abrazo de su padre, preguntándole cómo le había ido el día, mientras desde la cocina se notaba el aroma del Katsudon de su madre, que provocaba que su boca se hiciera agua. Izuku era la definición de felicidad. Y si bien nunca había tratado con villanos en su vida, tenía una base de lo que creía saber sobre cómo se comportaban por los que aparecían en televisión, junto a los héroes derrotándolos.

Él creía que los peores villanos eran aquellos que no podían ser vencidos por los héroes, y necesitaban muchos más héroes junto con mejores estrategias para vencerlos. Aquellos tan malvados que eran capaces de matar a los héroes a los que se enfrentaban. Ahora, mirando hacia atrás en su infancia, se daba cuenta de lo equivocado que estaba. Y no lo culpaba. El Izuku del pasado vivió y creció aprendiendo de la única cara de la sociedad que se mostraba al público general. Sin embargo, ahora, en sus casi seis años, se daba cuenta de que los villanos que actuaban a la luz del día eran los menos peligrosos de todos. Y podía ver cuáles eran los más peligrosos de verdad:

Aquellos que actúan a la sombra de los héroes. Porque mientras ellos se lucían en televisión, sus víctimas se retorcían de dolor sin que nadie lo supiese.

Y aquellos villanos que no sabían que eran villanos. Porque en un momento, por cualquier condición errónea en sus planes, puede desembocar en una personalidad oscura, que nunca se sacia de sufrimiento hacia aquel que lo descaminó todo... No. Ellos no cambian. Sólo se quitan su máscara y muestran su verdadero rostro.

Por más que mirara en su pasado, no podía recordar ningún indicio que demostrara que sus padres eran estos dos tipos de villanos juntos. Todos sus actos eran perfectos en su mente, como si nunca hubieran fingido, u ocultado ninguna personalidad siniestra detrás. Eso dio paso a que cuando llegó el momento de revelar sus auténticas intenciones y personalidades, le doliera aún más. Teniendo en cuenta que, a la edad de cuatro años, todo el mundo de fantasía que tanto sus padres como la sociedad montaron para él, se derrumbó por completo en un simple movimiento de la vida.

Doctor: deberías rendirte chico.

Inko: oiga, ¿qué quiere decir con eso? -con enojo hacia el doctor

Doctor: me refiero a que su hijo nació con una articulación extra en el dedo del pie, que no se muestra en personas con quirks. Su hijo no tiene quirk señora Midoriya. No puede ser un héroe.

Como si la vida decidiera que esas palabras no habían fragmentado lo suficiente su cúpula de realidad fantasiosa, cuando el infierno se desató en su propia casa, simplemente no sabía cómo reaccionar. Empezó con insultos y maldiciones, y culminó en donde estaba ahora: encadenado en el sótano, recibiendo torturas diarias de sus padres, mientras los escuchaba pasar el tiempo con su nueva hija Izumi, con la misma felicidad que antes era para él. No. Nunca fue para él, sino para su quirk. Querían un quirk fuerte. Querían cumplir con las metas que nunca pudieron cumplir en sus fracasadas vida con su hijo. Si hubiera nacido con un quirk débil, ¿hubiera terminado también aquí? ¿O hubiera sido abandonado? ¿O más descuidado, pero aun durmiendo en una cama? No. No tenía caso preguntarse esas cosas. Sólo importaba cómo iba a salir de aquí. Para empezar, ¿de verdad quería salir de aquí? Es decir, sus padres representan la cruda realidad, por lo que salir a la superficie no debe ser mucho mejor que aquí. Pero si se queda aquí, sin duda alguna lo matarían un día de estos en sus torturas. Oh, hablando de torturas, hoy le toca a su madre, la cual estaba entrando al sótano con una cantidad de cuchillos y de cervezas que resultaría preocupante para cualquiera, pero para Izuku sólo significaba que hoy podría comer.

Izuku: Reglas de la NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora