Han pasado unos cuantos días desde que Izuku comenzó a sobrevivir en los callejones. Desde entonces, rebusca entre la basura de los locales, y a veces se come a los pandilleros y traficantes con los que se encuentra de casualidad en los callejones para evitar que lo reconozcan. La policía comenzó a notar que el tráfico de contrabando disminuía extrañamente, pero no sospecharon lo suficiente como para realizar búsquedas más intensivas. Aun así, toda la tensión a la que se veía sometido día y noche para mantenerse despierto y con energías para moverse estaba haciendo que perdiera el color de su pelo verde a blanco. Aunque tal vez era un efecto secundario de forzar su cuerpo con su alma... en fin. Tampoco era importante gastar tiempo y energía en pensar en ello.
Mientras tanto, en el bajo mundo ya se hacía un nombre. Nadie le había visto, pero muchos le temían porque hacía desaparecer sin dejar rastro alguno a sus víctimas, salvo por las marcas de garras que dejaba al escalar edificios. Debido a esto, Izuku comenzó a dejar de cazar humanos para que dejaran de hablar de él, y funcionó a medias, ya que, debido al cambio de dieta, no encontraba suficiente comida de la basura como para subsistir. No tenía problema en ingerir productos caducados, intoxicados, crudos u orgánicos, ya que su ácido estomacal era capaz de digerir de todo, y había desarrollado cierta inmunidad a las infecciones y a unos cuantos tipos de venenos y drogas. Pero, de todas formas, todavía tenía problemas para buscar nutrientes.
Un día, Izuku se encontraba sentado al sol de la entrada de un callejón. Se dio cuenta de que lo pálida que era su piel era debido a que le faltaban los nutrientes naturales de la luz del sol por pasar casi toda su vida en aquel sótano, e intentaba recuperarlos. Pero en eso, fue visto por dos policías que pasaban por ahí, los cuales estaban en su descanso con unas bolsas de donas mientras comían.
Policía 1: o-oye, ¿qué es eso? -señalando a Izuku.
Policía 2: pues un vagabundo. Aún hay de esos por este lado de la ciudad.
Policía 1: sí, por supuesto. Pero quiero decir, ¿no es muy joven? -refiriéndose a la baja estatura de Izuku.
Policía 2: ...pues sí. Tienes razón- acercándose a Izuku- Oye niño, ¿qué haces aquí? ¿Y dónde están tus pa... -frena en seco
Policía 1: ¿qué? ¿qué pasa? ¿Por qué paras?
Policía 2: mi-mira sus ojos.
El primer policía hizo caso, y se dio cuenta de los ojos rasgados de Izuku, que le decían que atacaría si se acercaba un paso más. El segundo policía retrocedió unos pasos, y los ojos de Izuku volvieron a la normalidad. Con ese simple gesto, les decía que se fueran, que lo dejaran sólo. Pero no se esperaba las acciones de los policías.
Policía 2: está bien. No me acercaré si no quieres, pero al menos responde: ¿cuánto tiempo llevas sin comer?
Izuku no dijo nada, pero en eso la mención de comida hizo que su estómago rugiera. Un rugido que denotaba hambruna. Los policías se asombraron por cómo un niño se podía ver tan amenazante aun cuando estaba hambriento, pero su siguiente curso de acción descolocó al menor.
Policía 1: mira, te voy a dejar esta bolsa de donas en el suelo y me voy a alejar, si me dices dónde viven tus padres. Parece que te has escapado de casa, así que algo tienes que estar pasando allí. Dínoslo y te aseguro que lo solucionaremos.
Izuku estaba descolocado. La imagen de una realidad asquerosa en dónde los fuertes lo son todo y los débiles no eran nada chocaba fuertemente con el actuar de estos agentes. Dedujo que eran niños pequeños que veían la vida como una fantasía en la cual todos los problemas tienen solución pacífica y esas mierdas, y se iba a preparar para robarles las donas y adentrarse al callejón, cuando la tienda de la otra calle comenzó a ser atracada por una caravana llena de criminales armados, que nada más aparcar, vieron a los policías y comenzaron a dispararles. Los policías alcanzaron a cubrirse, pero Izuku recibió todos los disparos y ataques de quirks a distancia, encendiendo su instinto asesino y desapareciendo en un borrón de velocidad.
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Izuku: Reglas de la Naturaleza
Fanfiction¿Cómo se suponía que debía saber que todo lo que conocía era mentira? Todo lo que necesitaba para saberlo era ser fuerte, pero no lo era. Por eso necesitó ser torturado por sus padres durante cuatro años para entenderlo. El mundo se rige por la ley...