Capítulo 12: la otra cara de la moneda

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Han pasado varios años desde que Izuku comenzó a vivir en las calles. Su patrón de caza de villanos siguió repitiéndose sin mostrar señales de detenerse, esta vez adaptándose a los constantes intentos de los héroes por atraparlo. Después de su encuentro con Ingenium, este no ocultó su derrota ante el público, que ahora más que consternado, estaba asombrado de que hubiese alguien ahí fuera capaz de derrotar a héroes profesionales como Ingenium. Lo que inició como un rumor en el bajo mundo de un muchacho que hacía desaparecer a pandilleros y traficantes sin dejar rastro se propagó mucho más, hasta formar una de las leyendas más grandes de la sociedad. El cómo un muchacho no mayor de diez años desnutrido y cubierto de heridas cazaba de noche a cualquiera que no se anduviese con ojo por los callejones, con una fuerza capaz de derrotar a los héroes y villanos más fuertes y conocidos. Lo más importante, es el crecimiento del propio Izuku.

A estas alturas Izuku tenía unos sólidos dieciocho años recién cumplidos. No es como que los contara, pero Calliope sí que lo hacía. En los últimos once años, Izuku había llegado a considerar el Inframundo como uno de los únicos lugares en los que se podía considerar "a salvo", más que nada era la única madriguera a la que podía llegar reventado y agotado para tomarse un pequeño descanso de media hora, antes de volver a salir a valerse por sí mismo. Era aquel refugio al que acudía cada vez que venía demasiado herido y desnutrido por haber evitado a los héroes. El lugar en el que fortaleció sus habilidades hasta llegar a ser uno de los más fuertes en el bajo mundo. ¿Cómo sucedieron todos estos acercamientos? Eso será revelado a su debido tiempo. Lo que importaba ahora era la decisión con la que Izumi Midoriya se encaminaba a las puertas de la UA, completamente segura de su objetivo.

Desde la primera vez que pisó aquel orfanato, su mente estaba decidida a encontrar al asesino de su padre. Eso se reflejaba en su rostro, ahora vacío y siniestro. Incluso cuando fue acogida en la casa de los Bakugo, grandes amigos de sus padres, nunca cambió su expresión. Nunca dejó de entrenar. Nunca tuvo en mente otra cosa que no fuese la venganza. Ni siquiera le importó saber que era quirkless. En su cabeza, nada le impediría acabar con aquel que a sus cuatro años le quitó todo. O bueno, eso fue hasta que aquella detective llegó a su casa a sus diez años.

Mitsuki: -abriendo la puerta- oh, buenos días señorita Watson. ¿Tiene alguna noticia sobre el paradero de ese asesino? -con cierto tono rencoroso.

Amelia: de hecho, ese es el principal problema que vengo a hablarles. ¿Puedo pasar?

Mitsuki: por supuesto. -cediéndole el paso- Tómese algo. Mis hijos acaban de subir a su habitación después de la escuela, así que podemos hablar sin problemas.

Amelia: de hecho, me gustaría que la pequeña Izumi también estuviese presente para esto. Se trata de algo que no puedo seguir ocultándoles.

Con esa extraña declaración, Mitsuku subió al cuarto de Izumi para llevarla al salón. Katsuki se hizo el desinteresado, pero en verdad se escondió detrás de las escaleras para escuchar a escondidas. Una vez la joven había bajado y sentado en el sillón, la detective tomó aliento para dejar salir lo que durante mucho tiempo quiso decirles.

Amelia: la policía lleva diez años conociendo la identidad del asesino de Hizashi Midoriya. -dejando atónitos a los Bakugo, así como a la pequeña Izumi- La Comisión Pública de Héroes pretendía mantener dicha información oculta para no alterar a las masas, pero siento que debo decírselo aun si pierdo mi trabajo. -sacando varias fotografías de su bolso en lo que la familia digería la información.

Amelia: Midoriya Izuku. Probablemente ese nombre les suene a ustedes, pero no a la joven Izumi. ¿Tus padres te dijeron alguna vez que tuviste un hermano mayor?

Izuku: Reglas de la NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora