Capítulo 18: ...está dispuesta a hacer lo que sea...

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Todo el equipo de laboratorio del tipo de las manos estaba esperando su salida pensando que saldría de ahí debilitado o muerto, y que sería fácil retenerlo si lo encontraban sin energías para adaptarse. Pero la falta de energía era una limitación que había abandonado al volverse uno con la entidad cósmica cuyas llamas y voluntad eternas eran capaces de destruir cualquier límite si se determinaba a ello. Pero bueno, el lenguaje verbal tenía muchas limitaciones en la canalización de los mensajes, así que sería mejor que les diese una muestra física de lo que les esperaba y que no podían evitar. Por eso cuando apareció enfrente de la chica ratona, esta pareció perder el color de lo rápido que había llegado, ya que ni siquiera le vio moverse. Simplemente apareció enfrente de ella, emanando esa aura ardiente e imponente del corazón brillante de su pecho, el cual tenía una mezcla de rosa y rojo vivo cambiantes, cuya aura se introducía en el cuerpo de Izuku para darle la fuerza que necesitaba para romper sus límites y seguir su voluntad sin restricciones.

Chessi: ¡a la verga! -soltándole tremendo tortazo envuelto en aura naranja que provocó una explosión que ni siquiera lo movió del sitio, seguido de una gran cantidad de golpes y patadas explosivas que ni siquiera molestaban a Izuku, para luego detenerse al ver su rostro- e-eh, perdón. Me has asustado. E-esto... ¿squeak?

La chica ratón ni siquiera pudo distinguir el momento en el que fue tomada del cuello y levantada del suelo, pero en el proceso no dejó de mirar a los ojos a Izuku. Esa mirada que reflejaba la ardiente determinación del fénix. Y esa determinación estaba dirigida a hacer aprender a todos que no volviesen a meterse con él, o el peor de los destinos se cernería sobre ellos. Justo como con aquel detective, sólo a través del miedo eran capaces de entender el mensaje, y como el matarlos arriesgaba a que en su siguiente vida no hubiesen aprendido la lección y tratasen de volver a cazarlo, simplemente les daría una "pequeña" advertencia. Lo que no sabía era que su voluntad aún era parte de la de la mujer pelirroja que le tiró esas llamas, por lo que su parte del fénix le permitía influir levemente en la voluntad de Izuku, evitando así que matase a sus amigos.

G: ¿qué está pasando? Se supone que nadie externo podía dominar la voluntad del fénix.

Rakkun: verga, no está controlando al fénix... se está volviendo uno con él. Hala, que trucazo.

Sans: bueno chicos, ha sido un placer conoceros. Me voy a echar mi última siesta.

Kiara: no... no nos va a matar. Puedo sentirlo. Su motivación ha cambiado. Ahora va a hacernos desear que nos mate por haberlo amenazado.

Siri: que pinche rencoroso la neta.

El fénix radiaba con voluntad. Finalmente se sentía entero al tener a un portador que entendiese su naturaleza. Sus sentimientos. Ni siquiera en miles de vidas pasadas y reencarnaciones había encontrado un humano así. Todos se ceñían a sus limitaciones físicas y morales, pero este luchaba con uñas y dientes para deshacerse de ellas y poder ser libre. Incluso si lo hacía por miedo y egoísmo, dos de las mayores limitaciones humanas, este humano las tomaba y las hacía su fortaleza y su punto de impulso para superar sus límites, dispuesto a que nadie por encima de él le diga que hacer. Dispuesto a que nadie decida por él. Por esa vez, se determinaría a eliminar su limitación de requerir energía, sustentándole su infinita voluntad como apoyo. Soltó del cuello a la chica ratona cuando vio que el corazón antes naranja de su pecho había perdido el brillo y el color, volviéndose un corazón completamente gris, reflejando en su mirada aterrada el abandono de cualquier voluntad de volver a enfrentarlo. Ni siquiera cuando pudo volver a respirar trató de hacerlo, y simplemente se desmayó, alarmando a todos sus compañeros.

G: "su alma... toda su voluntad, incluso las ganas de vivir..." -preocupándose de sobremanera, ya que él más que nadie conocía el riesgo que corría su empleada en esas circunstancias, ya que su propia alma era también gris y sin ninguna voluntad de vivir. Dejó de pensar en ello al escuchar a la mujer pelirroja caer de rodillas al lado suyo, tratando de ayudarla a levantarse atravesando su cuerpo en efectos de glitch al ser un fantasma, por lo que, chasqueando, utilizó sus manos flotantes para socorrerla.

Izuku: Reglas de la NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora