Capítulo 17: ...una bestia acorralada y superada...

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Izuku era vagamente consciente de que el tipo alto se había retirado en efectos de glitch, posiblemente a por ayuda, lo que significaba que debía de terminar con su oponente que se había quedado solo antes de que viniesen aún más. Sin embargo, por mucho que lo intentase, el esqueleto parecía ser intocable, aunque tal vez fuese por el corazón ese que tenía en su pecho, que se movía en la dirección que su cuerpo tomaba unos instantes antes de que lo hiciese. Se suponía que este corazón era su alma, entonces, ¿el alma se mueve antes que el cuerpo y la mente? ¿O es la mente quien primero da la orden y el alma quien lo procesa más rápido que el cuerpo? No, no debía gastar tiempo y energía en preguntas así en medio de un combate. Debía de acabar rápido con este no muerto cuanto antes.

¿Pero siquiera había alguna forma de conectarle un golpe? Se detuvo ante su pensamiento, forzando su capacidad cerebral en busca de una estrategia plausible, y la encontró al observar atentamente al esqueleto con signos de agotamiento menor, tales como su respiración alterada (¿acaso tenía pulmones bajo esa ropa? No, aún mejor, ¿cómo era que necesitaba respirar si no tiene sangre que oxigenar?) o muestras de sudor por su calavera (de nuevo, ¿con qué glándulas sudoríparas?). Con las nuevas cuestiones que se planteó su ahora más desarrollado cerebro, rápidamente se forzó a si mismo a recordar el no plantearse la lógica de los espíritus mágicos si no quería perder el tiempo y mostrarse distraído, así que, con su estrategia montada, volvió a lanzarse sin parar contra el esqueleto, el cual siguió esquivando sus ataques con relativa facilidad, aunque su rostro denotaba cada vez más esfuerzo en cada evasión. Sin embargo, su instinto le avisó de nuevas presencias entrantes en el área, por lo que volteó su vista para observar a los recién llegados, recordándose de tener todos sus sentidos en su oponente a tiempo para esquivar una ráfaga de huesos del esqueleto. Bueno, con ese rápido vistazo ya tenía más que suficiente. Era un equipo de aproximadamente siete personas (aunque no supiese contar muy bien, si eran números pequeños en teoría podía recordarlos), seis adultos y una niña (extraño, pero no iba a juzgar), y podía prácticamente sentir su asombro al ver el estado del laboratorio en el que estaba luchando, así como su ferocidad en contra de su compañero esquelético. No pudo escuchar lo que dijeron por los láseres del esqueleto, pero de nuevo, tampoco hubiese cambiado la actitud de Izuku en contra sus adversarios.

???1: ¿qué chingados...? -sobresaltándose emitiendo un chillido de ardilla cuando el tipo alto se le apareció enfrente.

G: así es, un yo alterno, de mis observaciones de universos paralelos, ha atravesado la barrera entre universos. Es un alma de miedo, y no atiende a razones. Es una bestia en cuerpo humano.

???2: ¿y qué hacemos? -con un tono preocupado viendo a cierto miembro del grupo.

G: por ahora, retenerlo. Si es necesario, matarlo. -volviendo a desaparecer en efectos de glitch, reapareciendo enfrente del esqueleto con una mano verde que bloqueó la última embestida de Izuku, recibiendo algunas grietas y levantando el polvo con su fuerza bloqueada.

En lo que deshizo la barrera, un láser del esqueleto le siguió casi al instante, dejando muy poco margen para esquivarlo, costándole a Izuku perder su brazo derecho por completo. Y por completo me refiero a totalmente desintegrado, por lo que tuvo que regenerarlo en tiempo récord para volver a estar listo para la batalla. Todos vieron su acción con impresión en sus ojos, pero el científico de las manos pudo ver a través de su técnica cómo su piel perdió algo de color, así como sus músculos perdieron volumen, pues al haber gastado tanta energía, sería contraproducente mantener ciertas modificaciones, por lo que tuvo que deshacerse de ellas para su mala suerte, pues ahora estaba más expuesto, y sus oponentes sabían cómo llevarlo al límite ahora. El primero en lanzarse a él fue un tipo con pelo azul y orejas de algún mamífero, vistiendo una sudadera del mismo color que su pelo, y cuando salió corriendo contra él, lo hizo con una velocidad abrumadora que casi no pudo seguir.

Izuku: Reglas de la NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora