I: Mirada Intimidante.

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Jueves, 7:30 am.
Kayla Maguire.

La vida de ciudad no es para todo el mundo, siempre hay personas apresuradas por todas partes, las calles llenas, contaminación, basura, mucho ruido e incluso hasta personas algo agresivas; ah y no olvidemos los crímenes. Brooklyn no es un barrio para gente débil, fue difícil entenderlo, pero logré adaptarme. Aunque admito que a veces extraño mi vida en Canadá.

Suspiro mirando por la ventana del autobús camino a la escuela. No me hace bien recordar todo eso, hace que la nostalgia me invada y no me gusta, pero a veces, con tantas malas noticias en la ciudad y todo el panorama tan gris, es inevitable extrañar.

El autobús escolar hizo varias paradas en el recorrido, recogiendo al resto de estudiantes de la ruta, hasta que por fin llegamos a nuestro destino. De manera ordenada y serena, los estudiantes comenzamos a bajar del autobús.

Por fin, bajo del vehículo y camino rumbo a la puerta principal del instituto, ahí me espera mi mejor amigo: Dylan, un chico alegre y entusiasta, talvez demasiado. Siempre he admirado su piel morena, yo soy muy blanca y el sol suele volverme roja, pero él tiene un color hermoso, es una lástima que no lo valore.

Conforme me acerco, puedo distinguirlo mejor, trae su cabello negro rapado a los costados y atrás, mientras que por arriba un poco más largo, me gusta ese nuevo corte. Termino de reducir la distancia hasta estar a sólo un par de metros de él, aún no nota mi presencia, no despega su mirada del celular.

Me aclaro la garganta.

-¿No piensas saludarme, acaso?-bromeo, tratando de llamar su atención.

Dylan levanta la mirada de inmediato y su semblante alegre se incrementa.

-¡Kayli! ¡Llegaste! ¿Cómo estás? ¡Te extrañé tanto, corazón!-saluda con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, extendiendo sus brazos para abrazarme.

Correspondo su abrazo, él apreta su agarre, haciendo doler mis costillas. Es muy fuerte, va frecuentemente al gimnasio y vaya que le funciona.

-¡Agh! ¡Dylan! Me asfixias.-me quejo y él me baja enseguida, puesto que es mucho más alto que yo y al abrazarme, me levanta del suelo.

-¡Ups! Lo siento, lo siento, Kayli. Es que en serio te extrañé, amigui.-se disculpa-Siento que no te he visto hace siglos.

Río un poco.

-¿De qué hablas? Sólo ha pasado un día.

-Eso mucho para mí. Tengo tanto que contarte, amigui. ¡Qué emoción!-agita sus manos dramáticamente al decirlo.

Río nuevamente. Agito mi cabeza ligeramente de lado a lado, apoyando mis manos en mi cintura.

Suena la campana de la escuela, indicando que las clases han comenzado y Dylan y yo nos dirigimos enseguida a nuestro salón. Mientras caminamos por el largo pasillo, varias personas me saludan con una gran sonrisa y algunas con abrazos, podría decirse que tengo muchos amigos.

-¿Recuerdas al chico del que te hablé?-pregunta Dylan, mientras caminamos.

Asiento como respuesta.

-Bueno, en resumen: me rechazó.-comenta, su semblante tornándose triste.

Le doy una ligera palmada en el hombro, antes de darle mi respuesta.

-Lo siento mucho, amigo. Sé cuánto querías estar con él.

Suspira.

-Sí, bueno, ya me lo esperaba. No soy un gran partido.

Sacudo mi cabeza en señal de negación.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora