XXXVII: Competencia Segura.

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Viernes, 2:40 pm.

—Hola...—escucho su divina voz, melodía para mis oídos y me volteo enseguida.

—¡Taylor! H-hola...—saludo nervioso.

¿De verdad está aquí?

¿De verdad me está hablando?

Ella toma asiento a mi lado.

—¿Cómo estás, Ethan?—pregunta con un ligero tono de dulzura y siento derretirme de amor por dentro.

Me aclaro la garganta.

—Am, b-bien, creo.—toso—¿Y tú cómo estás?

Ella baja la mirada.

—Aún no lo sé.

Arqueo una ceja y justo cuando estoy por preguntar, ella habla.

—Escucha, Ethan, sé que la vez pasada que quisiste hablarme me fui, huí de ti y te dejé con las palabras en la boca...—recuerda—Pero fue sólo porque aún me sentía lastimada... de hecho aún me siento así.

—Taylor...—me detiene con un gesto de su mano.

—Aún no termino.—me dice—Pero en realidad sí quería escucharte. Ethan, yo te quiero y no como amigo, me gustas mucho, por eso me dolió tanto lo que hiciste.

—Yo no lo hice.—me defiendo, ella suspira.

—Ya sé. Justo por eso me acerqué a ti. Quería hacerte esperar más, pero la verdad es que no puedo permanecer mucho tiempo molesta contigo.—confiesa volviendo a mirarme.

Mi corazón retumba descontrolado en mi pecho, pero esta vez es de alegría. Juro que podría abalanzarme sobre ella para abrazarla y no soltarla, daría lo que fuera por tenerla conmigo a cada segundo de mi vida. Mi emoción está al borde de la locura.

Sonrío con nerviosismo.

—Gracias, Taylor, gracias por venir, en serio. No sabía cuánto tiempo más iba a soportar esta distancia entre nosotros.—confieso.

Ella se encoge de hombros.

—Bueno, ya estoy aquí así que, adelante. Te escucho.

Me aclaro la garganta.

—De acuerdo, escucha: ese día, Kayla fue a buscarte para intentar convencerte de hablarme.

—Igual que ahora.—agrega.

—Sí.—asiento—Mientras ella estaba contigo, Dylan y yo nos quedamos solos, pero luego llegó Christina y comenzó a fastidiarme.

—Eso sí te lo creo.—interrumpe.

Asiento.

—Luego Dylan se fue a buscar refrescos y Christina comenzó a insinuarse conmigo. La aparté varias veces hasta que se subió sobre mí.—mantengo fija mi mirada en el suelo—Le dije que se bajara, que no quería que estuviera sobre mí, ella no obedeció. Intenté empujarla dos veces, pero se sujetó de mi cabello y me dolió. Seguí forcejeando con ella hasta que se pegó a mi boca.

Los recuerdos llegan a mi mente y la ira me recorre, tenso mis manos sobre la banca en la que estoy sentado.

—Me paralicé, Taylor, lo siento. No supe cómo reaccionar, me puse demasiado nervioso y sé que eso no es justificación, pero fue lo que pasó.

—Jamás habías besado a nadie, ¿cierto?

Recuerdos de mi infancia llegan a mi mente, ese hombre enfermo que... No, no puedo ni mencionarlo.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora